martes, 30 de diciembre de 2014

Hasta siempre 2014...




Termina un año y damos la bienvenida a otro. Puede que para muchos sea una noche más, pero para mi no lo es. Mañana comienzan 365 días más de mi vida, en los que habrá alegrías, penas, problemas, buenas noticias, y muchas más cosas, pero hay una cosa que me tranquiliza. Sé que estaré bien acompañada, rodeada de gente que me quiere y a la que yo quiero, que me facilitará mucho el camino, que me ayudará a levantarme cuando me toque caer y brindarán conmigo cuando la suerte esté de mi lado.

Estoy orgullosa de la gente que me rodea, la que yo quiero conmigo, la que yo he escogido para vivir esta aventura, porque cuando cumplimos años, vamos eligiendo las caras que nos acompañarán en la travesía. Si volviera a nacer, volvería a conocerlos a todos, a los que siguen aquí y seguirán siempre, a los que ya no están porque se marcharon de este mundo, a los que estuvieron un tiempo y ya no volvieron más y a los que me dieron una lección de negatividad, porque hasta estos últimos me han enseñado algo muy importante, lo que no quiero en mi vida, y esto siempre es de agradecer.

Mañana, todos comenzaremos un año con las dudas de " a ver cómo se porta", " a ver qué me depara", etc. Yo sólo espero que sea parecido al 2014, quizás no ha sido el mejor año del mundo, pero para mi, hasta hoy, ha sido un buen año. No aspiro a grandes ambiciones, no me pierde la avaricia, sólo quiero seguir caminando con los mismos, sólo pido salud para los míos ( también para mi, claro) y encontrar la felicidad cada día, en las pequeñas cosas. Espero seguir teniendo una razón para sonreír, un sueño por el que luchar, un aliciente que me haga sentir viva

Precisamente, por eso, también quería haceros una reflexión. Mañana, habrá gente que no tenga nada que cenar, que no tenga a quién felicitar, que pase la noche con un frío inmenso, en la calle, en soledad, mirando de cerca la cruel situación en la que hoy se ven. Gente que ya no tiene sueños, que ya no lucha, que tiró la toalla, gente que siente que el mundo paró para ellos hace mucho tiempo. Somos tan inmensamente ricos y a menudo nos quejamos por pequeñeces...mañana todos tendremos nuestras mesas repletas, dormiremos hartos de comer, de beber y no pasaremos frío. Por favor, en la medida que podáis, intentad ayudarles un poquito. Vamos a intentar cederles, aunque sea por una noche, algunos de esos alimentos que nos sobran, vamos a hacer lo posible porque mañana tengan algo que celebrar, porque tengan una razón para sonreír. Si todos llevamos una bolsa con comida a cáritas o a algún centro, o se la damos directamente a los mendigos, estaremos repartiendo un poco de esa felicidad que, a veces, no apreciamos. Yo lo he hecho y me siento triste porque sé que ayudaré a algunas personas, pero sufro por aquellas que no tendrán nada.

Le pido al 2015 solidaridad, comprensión y menos avaricia, porque, probablemente, por culpa de ésta y porque vivimos en un país en el que muchos corruptos han encontrado su paraíso, muchas personas están pasándolo realmente mal.

Que el nuevo año que llega os haga sentir plenos, que encontréis lo que deseáis y sobre todo, que podamos compartirlo juntos, nos veamos más o menos, pero que el 2015 nos guarde buenos momentos que recordar. Yo os añoro a todos, ojalá mañana pudiera reuniros y no me faltara nadie, porque desde luego, cada uno de vosotros ayudáis a escribir mi historia y sin vosotros yo no sería "yo"...

Un beso gigante!!




martes, 9 de diciembre de 2014

Una vez





Una vez vi la cara del odio y la maldad, la sorna y burla de la desgracia, la humillación del prójimo y el desdén de aquel que cree en la superioridad. Sentí pudor, rabia y me sobrepasó un tremendo sabor a injusticia.

Fue hace unos días, mientras un mendigo que caminaba mojado por la lluvia, con la ropa rasgada y el frío en el rostro, se acercaba a una mesa de un pub, en la que había sentado un grupo de indigentes. Ellos eran los indigentes, indigentes de alma, pobres de corazón, mendigos de su innata frialdad. Se rieron a carcajadas de él, de su imagen desvalida, de su aparente estado de delirio.

La risa era malvada, fría e hiriente. Tuve que contenerme para no ir a la mesa y transformar este texto en una conversación, o mejor dicho, en un monólogo reflexivo. Pero me contuve. Hoy, quiero compartirlo con vosotros, y quiero recordarle a todo aquel que va por la vida con aires de grandeza, sin haber sido grande nunca, que la #vida da muchas vueltas y que "a todo cerdo le llega su San Martín", o también que "nadie se va de esta vida sin saber que ha estado en ella", o "cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar".

Por supuesto no le deseo ningún mal a nadie, pero que nadie se sienta libre ni seguro, porque en los tiempos que corren, muchos se han visto envueltos en un drama similar y hay que tener el alma muy hueca para alegrarse del mal ajeno.

Espero que no tengáis que presenciar una situación tan desagradable nunca.

Si estás de acuerdo comparte, para que todos nos concienciemos!

https://www.youtube.com/watch?v=fFItXM-1Z8Y

https://www.youtube.com/watch?v=ZQXU4btog2s



martes, 25 de noviembre de 2014

Hace mucho tiempo






Hace ya mucho tiempo que no me preocupa aquel que me hace sufrir, hace ya tiempo que espero detalles sólo de aquellos de los que recibo, hace ya tiempo que aprendí a actuar sin pensar en el que dirán, hace ya tiempo que tomo mis decisiones sin importarme la opinión de terceros.

Hace ya tiempo que comprendí que el rango de personas importantes en tu vida es una elección y no una obligación, hace ya tiempo que dí una patada a la negatividad y me subí al tren de las buenas energías, hace ya tiempo que no me preocupa una crítica porque en ellas me apoyo para mejorar cada mañana, hace ya tiempo que no hace daño el que quiere, sino el que puede.

Hace ya tiempo que dejé de creer en las eternas promesas, hace ya tiempo que me di cuenta que lo único que vale en esta vida es el hecho y las palabras al viento se pierden entre las nubes. Hace ya tiempo que descubrí que no hay que lamentarse por tropezar en la misma piedra y entendí que no todos aprendemos al mismo ritmo.

Hace ya tiempo que nadie me hace sentir culpable por nada, porque para eso sé que tengo una conciencia. Hace ya tiempo que corro en la carrera de la vida sin poner zancadillas al de al lado, porque la meta de otro poco me importa. Hace ya tiempo que no me callo lo que no me gusta, porque me he dado cuenta que la sensación al desahogarse es tremendamente placentera.

Hace ya tiempo que sé que todo llega en la vida y el que cree que no llega, se estrella. Hace ya tiempo que rechacé las competiciones de superioridad, pues no tengo nada que demostrar al vecino, sólo demuestro a la gente que se lo merece. Hace ya tiempo que no sonrío cuando alguien me cae mal, porque eso perjudica seriamente mi salud.

Hace ya tiempo que vivo pendiente de mi vida, porque me gusta ser quién soy y presumo de ello. Hace ya tiempo que sé que es imposible agradar a todo el mundo, pero nadie ha dicho que tengamos que hacerlo.

Hace ya tiempo que arriesgo para intentar, no para ganar o perder. Hace ya tiempo que disfruto de los pequeños momentos, porque esperar un gran momento destruye el presente. Hace ya tiempo que no revelo mis sueños, los siento y apuesto por ellos en silencio.

Hace ya tiempo que sé que las explicaciones hay que dárselas a uno mismo y a nadie más. También sé que el NO puede transformarse en sí, sólo es cuestión de darle a cada día su afán.

Hace tiempo que me siento libre, mucho mejor,y estoy en paz conmigo misma. Probadlo: Espabilar no siempre es tan malo. La autenticidad es un privilegio. No permitas que nadie apague tu luz.

Si os ha gustado compartidlo, para que esta terapia llegue a más gente!!


martes, 18 de noviembre de 2014

La mirada que delata


La esperaba, como cada tarde, en ese banco que había frente a su trabajo. La esperaba tejiendo pensamientos, pero ella no se detenía. Cada día la veía pasar de largo, se alejaba con el ritmo ligero del tacón, a la velocidad del mundo que sigue girando como una noria, pero él tenía la esperanza de que un día ella se detuviera, sus miradas se cruzaran y saltara la chispa. Sin darse cuenta, ardió en una pasión imaginaria, amó cada uno de sus pasos y se perdió en la lejanía del deseo. Pero un día todo cambió. La silueta de aquella mujer, creció. En el horizonte vislumbró dos sombras, dos cuerpos que se reflejaban en el asfalto, dos almas que se habían atrevido a encontrarse, una cita que había retado al valor y entonces comprendió que de nada sirve amar sin sentir mariposas, sin jugar con el fracaso, sin temer al no.

Dicen que ahora vaga por las calles, camina por la acera con aire misterioso, perdido entre sus pensamientos, buscando la oportunidad de mirar a los ojos, de reconocer a otra viajera que ha dejado pasar un tren y está deseando conocer su próxima parada. Dicen que pronto se reconocerán, porque las almas que se buscan terminan encontrándose, aunque hay que bucear en muchos mares para llegar hasta ellas.

Dicen que cuando ella aparezca la reconocerá, vendrá acompañada de un gran tumulto que camina con prisa, que no tiene tiempo para mirar alrededor, que mira el reloj contando los segundos que lo separan del presente cercano y que solo ella podrá detenerse.






miércoles, 15 de octubre de 2014

Una taza cargada, por favor: "lo que enseña un café"





La última vez que lo vi me contó que su vida iba bien, por fin se había dedicado tiempo, ese tiempo que nunca tuvo, que jamás necesitó. Pero nada es eterno, había llegado ese momento en el que el alma dijo basta y tuvo que aprender a ser egoísta, a dejar de pensar en los demás y a dedicarse a quererse. 

Tenía por delante todo un reto que cumplir, enfrentarse a sí mismo. Me dijo que no hay mayor enemigo que el miedo, el miedo que nosotros mismos nos creamos, las barreras que sacamos de la nada y los límites que cortan nuestras alas. Lo escuchaba atentamente, mientras me parecía estar escuchando a un maestro de la vida, a un ser importante, que el día de mañana marcaría un antes y un después en la historia del mundo. Pero no era ningún filósofo ni ente diferente, era uno más, entre toda esa civilización que lleva años perdida, entre todas esas siluetas que a menudo corren persiguiendo un horario, una rutina, unos sueños prefabricados y un estereotipo de vida. Lo hacen sin ni siquiera pararse a pensar por qué lo hacen. No lo saben, nunca lo han pensado. Han aprendido bien esa lección moral para la que somos educados desde niños, y nada más ha importado. No se han preguntado quiénes eran ni qué querían ser, simplemente, han sido, se han dejado llevar por una marea alterada, por el vaivén de un temporal.

Muchas veces. nos sentimos perdidos, sería imposible decir lo contrario, no sabemos ni qué queremos realmente, tememos a equivocarnos, a no conseguir ninguno de esos sueños, a ser juzgados por los que más nos quieren y esperan mucho de nosotros, y entre todas esas pesquisas nos perdemos la pista. Dejamos de recordar lo que fuimos, qué dejamos atrás, cuál fue el día en el que firmamos un contrato con la vida, un contrato estereotipado y una condena para no destacar, para no luchar, para no pelear.

Hablando y hablando, también me confesó haber cogido al toro por los cuernos, haber puesto sus cimientos patas arriba, sin saber con seguridad si acertaba o erraba. "El instinto nunca falla", me decía. "Debemos oírnos a nosotros mismos". Yo pensaba que tenía ante mis ojos un tipo valiente, un ganador, porque cuando uno lo arriesga todo, nunca puede perder, sólo puede tener más o menos suerte, pero perder es imposible. Pierde el que no lo intenta, el que carga con un sentimiento de culpabilidad bastante grande, el que se arrepiente por haberse dejado llevar por lo "común".

Nacemos para conseguir unos objetivos y la sociedad ya ha decidido por nosotros cuáles son. Vivimos para estudiar, luego trabajar, tener una pareja, casarnos con nuestra pareja, tener unos hijos y envejecer con alguien al lado, mientras que aparecen esas arrugas en el rostro, que indican que el tiempo ha pasado. Pero yo me planteo, ¿por qué juzgamos con tanta facilidad las decisiones ajenas?, ¿qué pasa si en mi vida, en mi camino, en mi presente y mi futuro yo quiero arriesgar?...

Dando vueltas al mismo eje, llegué a una conclusión clara: las opiniones son sólo opiniones y no deben influir en nuestras decisiones ni en nuestra forma de ser. Cuando nos perdemos, necesitamos encontrarnos, preguntándonos a nosotros mismos, y a veces no tenemos respuesta. Lo importante es tomar decisiones con seguridad, sabiendo que vamos a encaminarnos en lo que realmente queremos y si fallamos o acertamos poco importa. Apostar por lo que creemos, a veces, no es tan malo, porque aquel que pone trabas a una persona que apuesta, significa que no es valiente, y este mundo está hecho para los que van más allá, para aquellos que buscan el camino difícil, para los que no se conforman con lo que hay, sino que quieren que haya.

Y cuando te lamentes porque pensabas que llegarías a ser ese alguien importante, que harías grandes cosas y creas que no las has hecho, recuerda que sigues luchando por todas ellas y creer en todas y cada una de ellas, te hace grande, pues lo común es sucumbir ante lo seguro, pero la incertidumbre no la quiere nadie.

Para presumir hay que sufrir y para vencer hay que intentar.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Un viaje para aprender






Hoy, sentada en un autobús, voy perdida entre la muchedumbre. Muchedumbre que asiste, con prisas, a una cita con su rutina. Las caras no son muy alentadoras, las ganas se revuelcan por el suelo y la indiferencia y el desgaste del ayer, se dibuja en cada rostro. Me pregunto cómo es posible que el ser humano llegue a ver la vida como una página más, de un libro que tenemos que leer por obligación, porque esa es la sensación que me transmite lo que veo.

Intento no dejarme llevar por un pesimismo desbordado y observo los pequeños detalles que merecen la pena dentro de este vehículo. Una chica sonríe, mira el móvil y escribe sin parar. Debe tener unos veinte años, la edad perfecta para sonreír mientras se mira el móvil, para mirar este artilugio cada cinco segundos y convertirlo en el centro de tu universo. Evidentemente es un chico, alguien que le provoca tantas sonrisas como lágrimas, alguien que le acelera el alma y arranca el motor de su adrenalina, ese amor loco que todos tenemos a los veinte años, ese inocente coqueteo que abre las puertas de la máxima lujuria, ese aprendizaje sin fin en el que nos movemos y que, algún día, perece, como todo lo que vale la pena en esta vida, ese amor que te deja porque anoche se bebió unas copas de más y se perdió entre los pechos de una chica de la noche y ha comprendido que no está preparado para atarse. En definitiva, algo que sólo se siente de un modo frenético, a esa edad.

En la esquina, sentado solo, hay un chico algo más mayor. Tendrá unos 28 años. Vestido de chaqueta y corbata, se desabrocha la misma con desdén, quizás con ansias de deshacerse de esa vestimenta que ya requieren cuando vamos soplando las velas de la tarta. Resopla y mira el reloj, buscando que llegue esa hora exacta en la que por fin llega a casa, va al gimnasio y está con los suyos. Su imagen es el vivo retrato de una responsabilidad no deseada, pero asumida.

Justo detrás de este chico, hay una señora mayor con su nieta pequeña, la cual habla con su abuela sin parar, contándole todo lo que ha hecho en el colegio, con un gran entusiasmo, se llama entusiasmo por vivir. Porque cuando uno no ha vivido, tiene miles de preguntas y muchas incógnitas que merodean constantemente por su pequeña cabeza, esa que quiere experimentar el futuro, sin saber que éste llegará de todas maneras. La abuela ríe a carcajadas. Sí, se lo que estáis pensando, ella está en otra fase. Se nota que su vida se llena cuando su nieta le relata lo que ha aprendido en clase, o le revela sus grandes sueños, esos que cambiarán a medida que la vida le demuestre cuáles serán sueños y cuáles realidad.

Y entre tanta gente, cada una con sus circunstancias e historias personales, yo, una pasajera más, pero no menos importante. Una figura insignificante para ellos, que les agradece haberme servido de inspiración. Soy una silueta que observa y aprende, porque todavía queda en mi algo de esa niña que cuenta sus sueños a su abuela y al mundo. Aún conservo esa pasión por vivir y experimentar mucho más.

Nunca dejéis de observar, porque esas respuestas que buscáis se pierden por vuestro alrededor. Y ya me despido, ha llegado mi parada, se llama "Los obstáculos están creados para obstaculizar, no para impedir. El camino continúa, siempre hacia adelante".

Esta es mi historia del autobús, ¿cuál es la tuya?...



sábado, 27 de septiembre de 2014

Tic tac...




Esta tarde oscurecerá y mañana volverá a amanecer. El viento robará miles de sensaciones mezcladas con sentimientos, de personas que se han cruzado en el sendero, sin ni siquiera darse cuenta. Y en ese lugar, parecerá que el tiempo ha parado. Para alguien, mañana no existirán los problemas, la angustia o la incertidumbre.

Quizás mirando al mar aclare sus ideas, quizás encuentre las riendas de una vida que nunca cogió, o tal vez anochezca con la más sugerente de las tentaciones. Y aunque parezcan realidades lejanas o ajenas, no son más que retales de vida, trocitos de destino, sones de melancolía que vagan por algún lugar del mundo. No sólo por este rincón que hoy recuerdo, sino por todos y cada uno de esos lugares que dejamos atrás, mientras el tic tac de nuestro ritmo sigue sonando.


Y tú, ¿oyes el tuyo?...

#Vida #rincones #rinconesdelmundo #mundo #playa #reflexiones#pensamientos#melancolía

martes, 16 de septiembre de 2014

El olvido del ayer







Parece mentira cómo pasan algunas personas por nuestra vida, parece mentira que existan seres capaces de guardar el ayer en una caja bajo llave, que el pasado se desmenuce en la memoria, se evapore en la nada, como si los recuerdos no fueran el más preciado tesoro que tenemos y tendremos.


Cuesta comprender las razones que llevan a una situación de olvido, sin motivo ni razón, pero a veces llega y se lleva por delante todo lo que de buena fe, un día ofrecimos. Se pierden los sentimientos, se pierde la esencia de la vida. Aún no hemos terminado de entender que nacemos gracias a una oportunidad, que somos una especie afortunada, pues podemos sentir, experimentar con nuestra alma y ser conscientes de ello. Hemos venido para aprender, para mejorar y para aprovechar, pero no todo el mundo es capaz de darse cuenta.

Lo peor de la vida es que un día acaba. Sí, todo tiene su fin, por muy duro que nos parezca, por muy lejano que veamos el túnel, en un momento puntual, llegará, como ha llegado todo aquello que siempre has esperado, y lo ideal es que cuando llegue, tengamos la conciencia limpia, estemos satisfechos con nuestras decisiones y sintamos un profundo amor hacia todo lo sentimental que dejamos en este lado. De nada nos servirá la riqueza mundana ni el éxito, ni siquiera el poder, porque todos caminaremos hacia la misma ruta.

La cuestión es cómo lo hagamos, la diferencia está en el arrepentimiento que sintamos y hayamos callado, en las veces en las que nos haya ganado el orgullo o nos hayamos dejado llevar por el rencor, esas armas poderosas que matan lo esencial, convirtiendo el hoy en la única verdad, verdades a medias, pues siempre queda en nosotros esa huella del pasado, esa cuna en la que nacemos, esas personas que marcaron nuestra vida e influyeron en nuestras decisiones, aquellos que nos cogieron la mano en los peores momentos y rieron al unísono de nuestras carcajadas en los mejores, esos incondicionales que, un día desechamos de nuestro lado, como si no formaran parte de lo que hoy somos. Es dañino pensar que actuamos así cuando creemos alcanzar alguna estúpida cumbre, cuando creemos que ya no los necesitamos, es dañino, incluso egoísta.

Qué pena, qué forma de malgastar esa dulce oportunidad, qué lástima cargar con una mochila de pesares, de pensamientos infinitos, de porqués, de condicionales sin respuesta.  Las personas con las que nos cruzamos siempre tienen algo que enseñarnos, incluso a veces somos lo que somos, sin saberlo, gracias a ellos. Todo forma nuestro yo, hasta el más mínimo detalle. Todo el mundo tiene ayeres perdidos en lo más recóndito del limbo, ayeres que queman y que yacen en lo más profundo del interior.

Todos deberíamos valorar lo que realmente importa, porque mañana puede ser tarde y el peor castigo que existe es el arrepentimiento, es lo más triste y a la vez lo más sincero. Os invito a todos a reflexionar con estas palabras, para que enfaticemos lo que si importa, el aspecto sentimental, ese que debería guiar nuestros pasos y que tanto necesita el mundo para poder girar correctamente.

Que tengáis una feliz tarde...

jueves, 11 de septiembre de 2014

La enseñanza de la vida


Hoy, he leído una #reflexión de un conocido sobre las #caretas, ese elemento que acompaña a esas personas que se avergüenzan de ser quiénes son y eligen una máscara para jugar a lo que anhelan ser.

 Lo bueno o malo de jugar a disfrazarse, es que tarde o temprano, hay que guardar el disfraz. Cuando se quedan desnudos por primera vez, duele. La próxima careta con la que nos encontramos, sorprende, pero cuando amontonamos unas pocas, nos damos cuenta de que hay que valorar más a esa gente real, que desnuda el alma sin complejos, sin miedos ni falsas ambiciones. 

Conservemos esas personas y pensemos que los desengaños son parte de la lección. 

Buenas noches!!

Elegir correctamente, esa eterna duda...




He visto esta imagen circulando por la red y no he podido evitar reflexionar sobre esta inteligente frase:

Os invito a que os propongáis seleccionar a esas personas que nos rodean cada día. Algunas nos endulzan cada segundo, otras nos dan una de cal y otra de arena, y otras nos dan más pesares que alegrías. No siempre podemos librarnos de todas ellas, pero lo que si podemos es elegir el tipo de relación que queremos tener, si se trata de una relación estrecha, íntima, cordial, distante, fría o inexistente.

Aunque no siempre nos damos cuenta, hay seres que nos rodean, contagiándonos de una creciente negatividad, que sólo podemos frenar cuando movemos ficha y cambiamos de posición a esa pieza que no nos aporta nada.

Nunca tengáis miedo de ser selectivos con aquellos que os van a acompañar en este viaje. Porque cuando viajamos, nos preocupamos de elegir la compañía adecuada para vivir una experiencia grata e inolvidable. Y eso, amigos, es la vida, un gran viaje, en el que nosotros marcamos los límites.


martes, 26 de agosto de 2014

Comienza la cuenta atrás...


Algo se acaba, lo noto en cada partícula de aire que me roza, en el color del cielo y en ese viejo plumero que crece en el jardín de mi tía, cuando llega el final de Agosto. No es una estación, no es una época estival ni el fin de las vacaciones, es, para mí, un año más.

Es el fin de una etapa esperada cada año, el despertar de un paraíso en el que no existe el tiempo porque cada verano, su magia te devuelve al pasado, parando todos los relojes y alejándote de cualquier atisbo de estrés o realidad diaria.

Habrá que volver a esperar un año para tomarnos esa cafela cada tarde, para volver a perdernos con las viejas amistades, mientras nos ponemos al día y apuramos las tardes de playa como si no hubiera un mañana, para hincharnos a comer pipas con un gin tonic en la mejor compañía, para asistir a esas barbacoas que saben a gloria, para disfrutar de la familia, por todas aquellas veces que no podemos hacerlo durante el resto del año, para buscar ese horizonte que nos regala Doñana, que nos incita a descubrir sus nuevos rincones, llenos de dunas y montañas de belleza, habrá que esperar para sentir el olor del mar cuando abrimos los ojos por la mañana, para trasladarnos de Agosto a Enero, cuando llega esa ola de frío a partir de las ocho de la tarde, para volver a mi restaurante favorito, ese en el que me siento como en casa, ese en el que siempre hay una mesa para mi, un plato exquisito y un cálido abrazo.

Y lo más importante y lo que más miedo da, espero que el próximo año sigamos todos aquí, todos esos que aportan su granito de arena para que desconectemos, para que volvamos a ese lugar en el que hemos crecido, para que, durante un tiempo, no queramos saber más allá del hoy, porque no necesitamos nada más que el presente. Dentro de un año, los benjamines de la familia ya no serán tan pequeños, y ya no celebraremos el cumpleaños de dos niños, sino de dos adolescentes. Los que ayer correteaban cargados de inocencia, empezarán a vivir experiencias desconocidas, y comenzarán a vislumbrar ese otro lado de la vida.

Este palacio de sueños, con vistas al mar, se irá vaciando poco a poco, mientras yo aguanto esa inevitable emoción que me inunda cuando se aproxima Septiembre, un golpe de melancolía incontrolable, un suspiro que me hace recordar que aquí siempre tendré una caja de recuerdos que volver a empezar. Porque siempre podemos volver, pero la alegría del verano se esfuma con el ritmo de las olas, no es lo mismo. Feliz fin de Agosto para esos nostálgicos que me entendéis...

viernes, 18 de julio de 2014

Vacaciones en familia: cómo no morir en el intento...




Empiezan las vacaciones y con ellas, para muchas familias, empiezan los problemas. Y es que no todo el mundo puede disfrutar de unas vacaciones de ensueño, para muchos, empieza la pesadilla. Porque lejos de poder descansar, relajarse o irse lejos y desconectar del mundo, hay quienes tienen que pasar estos días con esa familia política que, a veces, se atraviesa para algunos desafortunados.

Las casas de verano suelen ser con familias al completo y ahí es donde está el problema, que si la infatigable suegra , el cuñado de turno, la prima que nadie aguanta o los sobrinos que sólo saben gritar a la hora de la siesta. Y está claro que con este panorama, uno desea volver a la rutina, pero de nada sirve cargarse de estrés y no aprovechar una ocasión ideal para pasarlo bien y disfrutar con aquellos con los que si nos apetece pasar unos días diferentes.

Hasta para estas situaciones, es importante el protocolo, de hecho, creo que es vital, porque debemos seguir unas normas, si no queremos fastidiarlo todo y volver al trabajo peor de lo que nos fuimos. Lo primero que tenemos que hacer es mentalizarnos de la importancia que tiene cultivar la paciencia. Esto es un consejo que debemos seguir, porque de él puede depender el camino que tomen los acontecimientos. No entrar en discusiones ni en polémicas puede ser el mejor de los aciertos, intentando siempre estar en un segundo plano y manejar la sartén por el mango. Si no entramos en provocaciones, no entraremos al trapo, que es de lo que se trata. Sí, sabemos que resulta difícil, cuando la convivencia no es del todo agradable, pero se puede. Lo más importante es pensar que sólo serán unos días y no podemos permitir que crispen nuestros nervios. Nosotros en nuestro sitio.

Otro detalle importante es la conversación previa que tenemos que tener con nuestra pareja, lo cual significa que, si viajas en familia al completo, tenéis que sellar previamente vuestros ratos de intimidad. Cumplir con la familia está bien, pero las hay tan pesadas e intensas que pueden terminar por tener un gran peso en nuestra relación y eso es lo que tenemos que evitar a toda costa. Es natural que  haya situaciones en las que haya que cumplir o no podamos evitar, pero de ahí a pasar todo el verano cargando con todos los miembros al completo, hay un abismo. De eso nada. Si vais en pareja, hay que buscar tiempo para estar solos, para dar un paseo por la playa, para ir a tomar algo, para ir a cenar juntos, porque no podemos perder la cabeza y siempre hay que recordar que hemos elegido a la otra persona, no a toda su rama sanguínea. Si delimitamos estos puntos, de entrada, puede ser mucho más fácil convivir con más gente, sobre todo, si nuestra pareja ya está al corriente de nuestra opinión sobre nuestras “vacaciones”.

La suegra, ese ser con opinión. Sí, lo sabemos, ellas siempre saben de todo y siempre tienen algo que opinar, pero no podemos dejar que nos afecte, lo mejor es prestarles atención y aplaudir sus propuestas, siempre sin asegurar que vayamos a cumplirlas. Estos días en los que las familias se reúnen, muchas suegras del mundo aprovechan la ocasión para intentar apropiarse de los hijos, es como un volver al pasado para ellas. Esto suele pasar, no es nada grave, pero en este caso son los hijos los que tienen que poner una barrera para no desesperar a la pareja. Escuchar y afirmar suele ser la mejor respuesta en la mayoría de los casos, así terminamos antes y nos ahorramos un culebrón. Se llama técnica del sí pero no, que ellas crean que sí y nosotros hacemos el no.

Planear con la pareja  actividades sin comentarlo en público. Esta puede ser una buena opción para escaparnos de la casa, sin que nadie se apunte al plan y sin tener que dar demasiadas explicaciones. Por supuesto, hay que matizar que estamos dando indicaciones para aquellos que se encuentren con familias insufribles, que si el caso es todo el contrario, pues ala, a disfrutar todos juntos. Si no es tu situación, ésta puede ser otra solución a tus problemas. Planea actividades cada vez que puedas, y hazlo sólo con tu pareja. Lo ideal es planear el día fuera, ya sea en la playa, o visitando algún lugar, etc. Si se sale temprano, mucho mejor. Y si están todos dormidos, mejor aún. Se deja una notita y se toma rumbo al nuevo destino.

Ser impulsivo en estos casos, no siempre es bueno. Hay que pensar dos veces, aunque lo que tú quisieras fuera contestar un improperio, sabemos que no es buena idea. Hay que aprender a morderse la lengua, total, si lo hacemos a diario, en miles de situaciones, qué más da probar una vez más… además, probablemente, decir lo que piensas caiga en saco roto, así que no merece la pena hacerlo. Sé inteligente y sopesa tu respuesta.

Recordad. No hay pasos exactos pero lo más importante es: paciencia, no entrar al trapo, pensar las respuestas antes de darlas, buscar nuestra parcela de intimidad, hablar con la pareja previamente sobre el enfoque que queremos dar a las vacaciones, hacer la táctica del “sí pero no” con la suegra, cuñado o primo molesto y planear actividades lúdicas en pareja y sin decir nada. Esto no asegurará el verano de vuestra vida, pero al menos ayudará a que no sea “el verano” . Sigue estos consejos  y recuerda la frase que dice un proverbio persa: “La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces”…







jueves, 17 de julio de 2014

Propósito de la semana


Perder la energía sólo por aquello que sea absolutamente imprescindible y de vital importancia. Aprender de las malas costumbres no siempre es malo. Robar un poco de esa tranquilidad ajena y aplicarla a nuestra vida. Hacer uso del " si tú no, yo tampoco" y vivir alegremente, queriéndonos a nosotros mismos, buscando nuestro bienestar. Buenas noches!!!!

Hace ya un año...


Hace ya un año que te mudaste a tu nuevo hogar, a una nueva dimensión, muy lejos del mundo en el que te conocimos. Tu ausencia dejó un gran vacío en la familia, pero el reloj no se detuvo y la vida siguió con sus alegrías y sus pesares. Espero que allí seas alguien muy importante, como lo eras aquí para tantos. 

En la tierra, seguimos recordando ese mensaje que sólo un luchador como tú, podría haber dictado. No sé si lucharemos contra los obstáculos con tu entereza y fuerza, pero desde luego, tu ejemplo fue toda una lección de vida, una muestra más de la generosidad que te caracterizaba. Por si fuera cierto ese rumor que afirma que en tu mundo y en el mío, existen las conexiones extrasensoriales, aprovecho para dirigirme a ti y te doy las gracias por haberme visitado en algún sueño y haber alumbrado alguna que otra noche, porque como tú me dijiste una vez, mientras dormía; nunca te fuiste, porque siempre has estado aquí . Y creo que llevas razón, sigues aquí, porque tu luz del ayer sigue brillando en el presente. Espero que vaya bien por allí arriba.

 Tu sobri.

lunes, 9 de junio de 2014

SILENCIO


Una vez me dijeron que es más valioso lo que callamos, que lo que contamos. ¿Por qué será que tiene tanto valor el silencio?, ¿quién ha dicho que el silencio no viene acompañado de alguna melodía?, ¿por qué es tan sincero, transparente o fiel?, en él encontramos las mayores demostraciones de amor, los pensamientos más veraces o la inocencia más impúdica. Y claro que tiene una voz, la voz más profunda que hay dentro de cada uno de nosotros, la del alma, esa misma que nunca se calla, que no nos abandona, que no descansa. Por eso, quédate en silencio, que quiero escucharte con atención...

jueves, 15 de mayo de 2014

NO ES QUE HAYA QUE SOÑAR...ES QUE ESTOY SOÑANDO, QUE NADIE ME DESPIERTE.



Vivir la vida sintiendo el presente, es el regalo que nos da cada amanecer. Venimos aquí para apreciar la felicidad, para buscarla o al menos para sentirla. No tenemos el poder de cambiar nuestro futuro, ni de tomar las decisiones adecuadas, pero si tenemos el poder y el derecho de degustar nuestros pasos, sin que nadie pueda enturbiarlos, sin que la opinión mediocre apruebe o rechace nuestras elecciones.

He comprobado que existen dos senderos, el sencillo y el difícil. Este segundo genera polémica, y el primero llama a la simpleza de la crítica, ese vulgar juez que condena todo aquello que nunca se atrevió a hacer o que no tuvo la suerte de conocer. El éxito o el fracaso propio no tiene definición, lo que importa es cómo te sientes tú, creer en tus deseos y jugar tanto en la victoria, como en la derrota, porque eso es la vida, amigos. Eso y acostarse cada noche lleno de satisfacción, sin más motivo aparente que no sea el de tu propia conciencia.

Nadie ha dicho que hayamos nacido para tocar el éxito, hemos venido a este mundo para aprender, para caernos, para levantarnos y para rodearnos de esas personas que nos hacen la vida más dulce, y sólo a esos seres debemos escuchar. Pero no todas las mentes comprenderán estas palabras. No es que haya que soñar, es que la vida es un sueño, y unos son más reales y otros más inalcanzables, pero siempre son nuestros, y como dice Ana Torroja: " ¿quién detiene palomas al vuelo?"...

Espero que tengáis un buen final de semana y empecéis la venidera con este texto grabado a fuego, y nunca olvidéis que no hay mayor éxito que haber intentado hacer de la ficción una realidad y de la realidad una ficción...y lo demás no importa.

miércoles, 23 de abril de 2014

Para siempre entre páginas...





Si lo material no muere, si las palabras que se dicen no se pueden borrar, y lo escrito, escrito queda, García Márquez aún no se ha ido. Y puede que nunca lo haga. Siempre habrá un lector que lo haga renacer cada vez que recuerde aquella vez que leyó Cien años de soledad, siempre habrá un suspiro que se perderá cuando llegue ese momento de cerrar un libro suyo, de analizar esa moraleja que siempre nos atrapa cuando entendemos el verdadero sentido de la literatura, esa conclusión final que, sin apenas percibirlo, ha tomado muchas de las decisiones más importantes de nuestra vida. Habrá quién recuerde esa obra que le ayudó a dar el salto que su yo pedía a gritos, ese escritor oculto que todos llevamos dentro, y que en silencio le admira y toma como inspiración, ese aprendiz que encuentre ese estilo que lo convierta en único, y en definitiva, siempre tendremos su riqueza expresiva, esa forma en la que las palabras no se unen, se fusionan, dando sentido a un cúmulo de frases, que todos necesitamos, pero no siempre encontramos.

He leído un artículo que recoge alguna de sus frases más célebres, y es que entre tanto texto, se pierden auténticas maravillas,vocablos, bañados de morfología, que disfrazan ese eterno anhelo que todos buscamos como locos cuando empezamos un libro, el aprendizaje. Algo básico que nunca dejamos de perseguir, esa fuerza que volvemos a aplicar en cada acto, en cada decisión, en cada paso que nos queda por dar.

Todos tenemos derecho a encontrar esa coherencia sintáctica que marque nuestro presente y dibuje nuestro futuro, y a veces no somos capaces de llegar hasta ella, pero todo buen libro oculta un mensaje para cada persona, un aliciente que renueva los sueños y devuelve la ilusión, un halo de magia que deberíamos conservar en la biblioteca del alma.

Aquí he reunido algunas de esas pequeñas o grandes dosis de sabiduría, que nos ha dado su literatura, el resultado de toda una vida dedicada a la belleza expresiva, a la riqueza de la lengua y al placer del desahogo,que sólo sentimos cuando hay lectores dispuestos a encontrar su verdadera historia entre nuestras palabras.

"Me alquilo para soñar. En realidad, era su único oficio".

"La vida no es lo que uno vivió, sino lo que recuerda y cómo lo recuerda para contarla".

"Lárgate y no te dejes ver nunca más en los años que te queden de vida...espero que sean muy pocos".

"Aprovecha ahora que eres joven para sufrir todo lo que puedas, que estas cosas no duran toda la vida".

"Así se reanudó una amistad prohibida, que por lo menos una vez se pareció al amor".

"El amor es eterno, mientras dura".

"Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor".

"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y simplifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado".

" El afán de querer olvidarte es mi mayor ímpetu para recordarte".

"Ningún lugar en la vida es tan triste como una cama vacía".

"El escritor escribe su libro para explicarse a si mismo lo que no se puede explicar".

...


lunes, 7 de abril de 2014

Cómo disfrutar los "taitantos"

Sabes que te estás haciendo mayor cuando un buen día te preguntan la edad y sin saber por qué, te quitas años. Y aunque parezca mentira, ese día llega, nos pasa a todos. La época no siempre es la misma para cada uno de nosotros, pero hay un dato esclarecedor, y es que cuando llegan los treinta, o al menos se aproximan, ya no nos hace tanta gracia apagar la velita. Nos da miedo el desconocimiento, nos asustan las temidas responsabilidades del mañana y nos acojonan las arrugas, pero ahí estamos nosotros, con un par.

Algunos lo dicen con orgullo y presumen de vivir la mejor etapa de sus vidas, esa en la que se fusionan madurez y poder, estabilidad y seguridad o solvencia económica y placer. Pero para otros es el momento de empezar a comprender lo que muchos chavales de dieciocho años califican como "pureta".¿Por qué?, pues porque ya vemos la vida con otros ojos, y aunque seguimos siendo super jóvenes, ya sabemos que se están produciendo cambios en nuestra forma de vivirla.


Por ejemplo, si miras atrás, hace mucho tiempo que dejaste de salir los jueves. Tú, que antes eras el alma de la fiesta, que comprabas entradas para todas las discotecas de la ciudad, quien se apuntaba a todas las fiestas de las residencias universitarias y llegaba a las diez de la mañana a las barriladas, ahora te vas a la cama a las once de la noche porque las obligaciones te consumen y el trabajo te espera al día siguiente. Y es en ese momento cuando sales a comprar tabaco un jueves, y te encuentras a esos afortunados jóvenes que van a exprimir la noche como sólo tú sabías hacerlo. Y de pronto te recorre una envidia mala, que hace que te vayas a la cama odiando al mundo, porque ya no sabes cuándo podrás repetir. Y es que en la vida no siempre se puede repetir...



Además de las obligaciones también tenemos esa fase en la que el amor y la natalidad, aumentan en nuestro círculo a un ritmo vertiginoso. Y una buena mañana, empiezan a llegarte whatsapps de tus amigos, indicándote que se casan, y cuando te das cuenta, empiezas a tener más bodas y bautizos que días de vacaciones. Y ojo, que no digo yo que eso no esté genial, porque te encanta ir a todas y cogerte una borrachera de aquí te espero y no acordarte de que has ligado con el primo de la novia, pero, llega un momento en el que dejamos de comprender por qué todos los amigos eligen el mismo año para pasar por el altar. ¿ Se acaba el mundo o es que se han creído eso de que el arroz se pasa?

Y lo cierto es que al  llegar a los taitantos para algunos, los veintilargos para otros y los treinta para el resto, sí se puede saborear la vida de la forma más exquisita. ¿Y cómo se hace eso?, pues dejando atrás las prisas y dejando que el arroz se cocine, sin preocuparte de si se pasa o sigue entero. Porque lo mejor que puede ocurrirnos cuando vamos entrando en estos umbrales es sentirnos satisfechos de todo aquello que ya hemos experimentado, y gozar de esos pequeños privilegios que nos da la experiencia y que sólo los que conocemos el umbral de los treinta, sabemos explotar y degustar, a un nivel desconocido por muchos yogurines.

Y es que ahora tenemos más camino recorrido, nos hemos empachado de pasarlo bien, hemos devorado las noches y vislumbrado muchos amaneceres, sabemos lo que queremos en una pareja, lo que aguantábamos en el pasado y no pensamos aguantar en el futuro, lo que no queremos dejar para mañana, lo que no nos podemos perder antes de dar un paso adelante y en definitiva, ahora somos nosotros los que diseñamos nuestro boceto futuro. Y os puedo decir que es una sensación inigualable, que te hace sentir pleno y poderoso, aunque el mayor poder que tengas sea poseer las llaves del coche. Así que cuando alguien más pesimista venga a deciros que se os va a pasar el arroz y os ponga su camino como ejemplo, no olvidéis que lo mejor que nos da esta etapa es la libertad...


jueves, 27 de marzo de 2014

Sexos condena-2



Es lo de siempre, llevamos siglos sufriendo una condena y no somos capaces de aprender la lección. No aprendemos o no queremos aprender, ya no lo sé. Ya hasta dudo. Ni los mayores avances tecnológicos nos ayudan a desnudarnos (en sentido poético, porque en el sentido literal eso lo entendemos perfectamente), y yo ya no sé qué es mejor, si tirar la toalla, o seguir intentándolo. Al menos es divertido.

¿De verdad todavía no sabéis de qué hablo?; está claro, de ti y de mi, de nosotros, de nosotras y de vosotros. De los eternos sexos opuestos, esos mismos a los que odiamos pero siempre buscamos, esos a los que deseamos y a los que, por supuesto, no entendemos. Y cuando digo esta frase, intento neutralizar mi género femenino y hablo en voz de todos.

El otro día me estaba tomando un café y pequé, lo siento. No debería, pero escuché una conversación de dos chicas, en la que ponían a un chico de vuelta y media por no haber reaccionado a las “señales” que una de ellas le había mandado. La verdad es que la moza estaba bastante ofendida y calificó a su amado con apelativos de la talla de “lerdo”, “imbécil”, “cabronazo” o “subnormal”. Eran bastante más jóvenes que yo, y lo cierto es que tuve que morderme la lengua, por no darle unos consejos. Y como no me he podido desahogar con ellas, aprovecho ahora para hacerlo con vosotros.

Reglas básicas para chicas:

1-      No perdáis el tiempo con las señales.  No hagáis esto porque ellos no lo entienden. Si queréis soltar indirectas y que reaccionen, podéis esperar sentadas. Nosotras siempre buscamos más allá. Ellos no. No captan, sólo escuchan la frase tal cual y no interpretan, así que ahorraros el mundo del jeroglífico y sed claras, aunque os sintáis ridículas.

2-      No demostréis demasiado interés en las primeras citas:  Dejad a un lado Leyendas de pasión y jugad un poquito a dar una de cal y otra de arena, que es mucho más interesante.

3-      No comparéis al nuevo novio con el ex: Del ex ni nos acordamos. Es esa sombra grisácea que ahora miras y te parece incluso feo, pero sin embargo, cuando se produce una pelea importante, ahí está él. Error!!!, si con el ex fue mal, no queramos repetir los errores del pasado.

4-      Cuando estamos enfadadas, estamos enfadadas, nada de negarlo. Este es otro de los puntos que llevan a desencuentros. Y es que los hombres no entienden que cuando se nos pregunta si estamos enfadadas, la respuesta es sí. Lo estamos. Y si decimos que no es sí.  Digamos si a la primera y dejémonos de pamplinas.

Reglas básicas para chicos:

1-      Hay que espabilar. Siempre estáis con la queja de que somos complicadas, pero el mecanismo es muy sencillito. Si siempre repetimos los mismos pasos, ¿podéis estar más atentos?; seguro que si os fijáis más, acabáis entendiendo nuestra táctica. Probad a ir siempre más allá “de”.No deis respuestas rápidas, hay que currarse la ilusión de una mujer. En el análisis de nuestras "indirectas" están las soluciones.

2-      Cuando veáis el fútbol, probad a prestarnos más atención, aunque sea mirando por el rabillo del ojo. No hay cosa que me siente peor que estar viendo el fútbol con tu pareja, rollo, amigo especial, y que no nos escuchen.  Con un mínimo de atención nos conformamos, aunque sea un simple disimulo.

3-      Queremos hombres detallistas. Y con esto me refiero a fechas importantes, detalles que marquen vuestra relación, un poquito de creatividad para sorprendernos…nosotras lo hacemos muy a menudo, y no digo yo que no haya hombres detallistas, ojo!! Pero los hay muy despistados, y tenéis que saber que nos derriten los pequeños detalles. Un mensaje a media mañana, una llamada nocturna inesperada, una sorpresa…si os encontráis perdidos siempre podéis pedir consejo a una buena amiga, pero no a una ex, porque eso es otra regla: las ex nunca suelen ser vuestras amigas.

4-      No nos comparéis con vuestra madre. En esta regla, por suerte, hablo desde el desconocimiento, porque no me puedo creer que todavía no sepáis que las madres y las novias pueden llegar a ser elementos opuestos. Ninguna es mejor, y si lo es, hay que cerrar el pico. Por favor, madre y novia son polos opuestos, o se adoran o se odian, no mezclemos sustancias porque podemos provocar una explosión.

Y bueno, estas son sólo algunas de las pinceladas que terminan por llevarnos a esos dulces encontronazos, que al final nos terminan hasta gustando. Me dejo mucho más en el tintero, pero por ahora, espero que os apañéis con estos sencillos pasos y  disfrutéis del juego de la seducción.



martes, 25 de marzo de 2014

Los cinco minutos de tu vida




El paso del tiempo nos asusta, nos llena de miedos reales, que aunque no nos gusten, existen. Y es que el reloj sólo se queda parado cuando tu muñeca se queda sin pilas, pero el resto del tiempo, no se detiene para ti, por mucho que tú creas que mientras estás en silencio, disfrutando de un momento placentero, que parece llevarte a la eternidad, el mundo está inactivo.

Lo verdaderamente acojonante es que no nos preocupamos por el paso de los días hasta que llegamos a un umbral, el de los treinta. Cuando vamos subiendo los peldaños de la adolescencia, y los veinte, vivimos en una burbuja de fantasía, pasión y locura, que tarde o temprano, explota. Y es probable que acabe explotando en toda tu cara, sin que podamos evitar que nos salpique.

Todavía recuerdo cuando estaba en la facultad y, sentada en las escaleras, daba vueltas a una taza de café, que sujetaba  con la mano izquierda, mientras me fumaba un cigarro con la derecha. Así pasaba los descansos entre una clase y otra. Mientras observaba a mi alrededor, todo me parecía el paraíso. Las risas, los tonteos, esa amistad que pasaría a la eternidad, y tan sólo dura unos años, los primeros encuentros, desengaños; todo hacía presagiar que esa espiral de felicidad y ensoñación no terminaría, que mi única preocupación sería aprobar los exámenes, pelearme con los compañeros en los trabajos de clase o comprarme un vestido a la moda para ir a esa fiesta a la que me habían invitado. Pobre ilusa de mi. Esto no había hecho más que empezar, o peor aún, no había ni empezado.

Y de repente, todo aquello fue quedando atrás y aquella lejanía que antes me preocupaba, se convirtió en una rutina, llamada madurez. Y en ese preciso instante, lo que ayer era lo peor, pasó a ser lo mejor, y lo que antes era lo mejor, pasó a ser algo sin importancia, que deja de tener cabida en tu nuevo presente. La vida ya no era la misma, y me di cuenta de que no sólo crecen las personas, sino también los sueños, los miedos, las fobias, los deseos, los éxitos y los fracasos.


Y hasta que todo eso no ocurrió, no tomé conciencia de la importancia que tienen cinco minutos en nuestra vida. Si, en la mía, en la tuya y en la de todos. Hay muchos tipos de cinco minutos que pasan y ni nos enteramos, pero hay cinco en concreto, que son los que lo cambian todo. Los que te hacen abrir los ojos, los que te descubren aquello que ya sospechabas pero no querías admitir, los que te incitan a luchar más que nunca por tus sueños, los que te hacen comprender cuál es ese rumbo que andabas buscando, los que te sumergen en una pura resignación o los que marcan un antes y un después en tu nuevo camino, ese que, ni siquiera sabes que está empezando. 

Cada uno sabrá cuándo ha vivido esos cinco minutos. Es fácil reconocerlos porque nunca podrás olvidarlos, pincharán siempre, sea cual sea el resultado y los revivirás mientras te quede memoria. De los míos lo recuerdo todo, pero no los voy a compartir, porque puede que sean el secreto mejor guardado que todos tenemos. Recuerdo que sabía perfectamente que iban a suceder, los esperaba, los intuía. Aún cierro los ojos y vuelvo a ese punto de partida. Y la verdad es que los minutos transcurrieron como tantas veces había imaginado. Y ahí lo descifré todo, absolutamente todo. Desde ese instante, ya nunca fui la misma. Supe quién era y quién sería, sólo me faltaba elegir cómo quería llegar hasta ese momento, de qué forma, por qué trayecto y en qué circunstancia.

Cuando te das cuenta de que estás viviendo los cinco minutos de tu vida, eres víctima de una sensación cargada de pánico, mezclada con ansiedad y placer. No cabe duda posible, es uno de los privilegios de haber exprimido la veintena, que ya sabes mucho más de ti y es cuando empiezas a conocerte. Espero que disfrutéis de ese despertar y que sepáis acertar en la mayor elección de vuestra vida.

lunes, 24 de marzo de 2014

Cómo deshacernos del famoso "qué dirán"...

Hoy, estaba repasando mentalmente esos miedos absurdos que suelen apoderarse de nuestras virtudes, terminando por convertirlas en defectos, o algo mucho peor, reduciéndolas a la nada. Y a medida que iba hilando un tema y otro, llegué hasta este punto, siempre el mismo miedo : "el que dirán".

Esto nos viene persiguiendo desde que abandonamos la cuna y parece ser que le tememos más que al propio "coco", o al "hombre del saco". No hemos terminado de entender el por qué de nuestra existencia. No aceptamos que estamos de paso en la tierra, caminando descalzos por un sendero de arena y espinas. Queremos mentalizarnos de la importancia que tiene hallar la perfección, pero, por extraño que parezca, cometemos el error de no buscarla como un bien personal, sino como una muestra de felicidad ante los demás.

Seguro que muchos estáis pensando que no es vuestro caso, pero yo apuesto a que la opinión de los demás siempre termina por afectarnos e incluso hundirnos. Si os digo que yo también he sido presa del miedo durante mucho tiempo, me creeréis, pero lo que quiero contaros es algo mucho más importante, y es que ya no lo soy. He logrado que me importe un pimiento lo que piensen todos sobre mi estilo de vida, mi manera de ser, mis errores o mis aciertos.  Por eso quiero aconsejaros que deis una patada a este tipo de obstáculos, porque es toda una liberación, una descarga de adrenalina que os dejará renovados para siempre.

He aprendido a divertirme siendo yo la única protagonista, y eso es lo único que me importa. No hay nada más triste que estar atado de pies y manos a una opinión ajena, a un pensamiento cuerdo o incoherente, a unos ojos envidiosos o a una balanza que ya está inclinada. Definitivamente no, no estoy aquí para eso. Hace tiempo que leí una frase del gran Paulo Coelho, que decía : La mejor manera de tener una vida miserable es tratar de saber lo que los demás piensan de ti.  Y entonces me di cuenta de lo lamentable y triste que puede llegar a ser el ser humano, cuando no es feliz, viviendo.

La libre elección está poco valorada, y solemos pisotearla, dando importancia a qué pensará el tercero, ese ojo que todo lo ve, esa boca que siempre se abre y en la que nunca entran moscas; y todo esto no hace más que frenar nuestra libertad para mostrarnos tal y como somos, para darnos el gustazo de alegrarnos, sentir o sufrir, en nuestras propias carnes, sacando esas espinitas que a todos nos pinchan y que a veces no están bien vistas ante las miradas cotillas. El ser humano ha de estar por encima de esas minucias, que carecen de toda importancia y de cualquier valor.

No hay nada más patético que pasarse la vida esperando ser juzgado, examinado o aprobado. Siento mucha pena cuando veo a alguien vivir condicionado por un juicio mediático, y me siento inmensamente rica por haberme quitado esa estúpida carga de encima.  No hay nada más vacío y hueco que buscar la aprobación del resto. " Vive y deja vivir", sin más...

lunes, 17 de marzo de 2014

El amor y sus formas





Hace poco leí una frase que decía que el amor verdadero sólo pasa una vez en la vida, que después de haberlo conocido, nos podemos pasar la vida buscándolo, sin éxito alguno. Esto me hizo reflexionar, ya que creo que el amor es algo tan subjetivo, que es el gran desconocido por todos.

Nos pasamos la vida descifrándolo, buscándolo o moldeándolo, pero resulta curioso que no dejamos de sentir esa necesidad de perseguirlo. Y es que, en el fondo, yo estoy segura de que el amor está dentro de cada uno, no nos damos cuenta, pero así ha sido siempre. Es el gran eje que motiva nuestra razón de ser, es la excusa perfecta que da sentido a la vida, la causa por la que reímos y lloramos a menudo; y el baúl donde escondemos tantos secretos que sólo conocemos sus protagonistas.

Además, no sólo sirve de trampolín a la ilusión, sino que es la inspiración de muchos corazones que cantan al universo lo que las emociones acompañan de un ritmo romántico. Seguro que si nos paramos a pensar, nos damos cuenta de que la mayoría de las canciones que nos sabemos hablan de amor, y ahí es donde esconde su magnitud, ese poder inalcanzable que lo hace único y que se expande a un ritmo vertiginoso en cada persona que tiene la suerte de llegar a sentirlo.

He leído muchas teorías que hablan sobre él, pero yo tengo la mía propia. Hay una canción que me parece muy apropiada para hablar de este tema, es de Laura Pausini, y se llama "Amores extraños". Siempre me ha impactado mucho su letra, porque habla de esas historias de amor que todos vivimos a lo largo de nuestra vida, de ese amor que duele eternamente, de la decepción cuando alguien nos falla, pero en el fondo, es una canción que habla de lo que sentimos y de la importancia que tienen esos amores que pasan por nuestra vida, sin que entendamos muy bien el por qué.

¿Creéis que se ama una sola vez, o por el contrario, que no dejamos de amar nunca?; o, ¿qué pensáis del famoso dicho de" ¿se puede amar a dos personas a a vez y no estar loco?"; no sé si habréis pasado por alguna de estas situaciones, pero yo creo que es lo más normal del mundo. Todo depende de la persona y aquello que la rodea. Hay tantas historias de amor, con tantos puntos de vista, con tan diferentes recorridos, que todo es posible cuando los sentimientos hablan por sí solos. Siempre habrá una boca que juzgue o alguien que no lo entienda, pero el corazón no piensa, sólo palpita y eso es algo que sólo conoce el dueño de ese motor que nos mantiene en pie.

¿Podemos ser felices para siempre con alguien?; probablemente sí, y podemos amarle de por vida, también, pero no estamos hablando de verdades universales. No creo que existan, porque todo va unido a las circunstancias que envuelven cada historia. Hay amores sinceros, profundos, intensos, pasionales, secretos, conformistas, inconformistas, fieles, infieles, maduros, inmaduros,momentáneos, incluso ciegos.

Para mi son fases por las que todos pasamos en algún momento de nuestra vida, y eso es lo maravilloso, que no todos lo vivimos ni sentimos de la misma manera, porque de ser así, sería un completo aburrimiento. Ayer me senté en unas escaleras de un mítico lugar de mi ciudad, y observé a la gente que paseaba alrededor. Eran tantos y tan diferentes..., unos paseaban agarrados de la mano, otros lo hacían con hastío y desgana, otros eran víctimas del intrínseco nerviosismo de la primera cita, otros se encontraban en ese punto, con la esperanza de que aquel encuentro les devolviera esa felicidad perdida, y otros, simplemente, paseaban cabizbajos, nadando entre un mar de cuestiones, seguramente, relacionadas con lo mismo.

 Me resultó impresionante ponerme en la piel de esas personas, para las que yo no era nada, nada más que una sombra, un bulto que mira sentada en unas escaleras, que toma el sol tranquilamente y se convierte en espectadora de sus agitadas vidas, un ser anónimo que juega con sus vivencias, sin que ellos se den cuenta.

Me hubiera encantado, por un momento, pararme a escuchar a algunas de esas personas que, sin duda, podrían ayudarme a escribir la más bella de las historias de amor, pero me limité a imaginar, sin más. Y tras dar muchas vueltas sólo puedo creer que si, que nosotros labramos el camino del amor, que decidimos, a veces de forma inconsciente, cómo queremos caminar por su sendero, y que nunca acertamos o nos equivocamos, simplemente, sentimos, aprendemos y crecemos. Y eso es todo lo que nos enseña.

 El amor es crecimiento, un estirón que nos guía y guiará hasta que dejemos de sentirlo, en cualquiera de sus diversas formas o acepciones. Pero de lo que si estoy segura es que mientras estemos vivos, siempre estaremos enamorados, de la vida, de las personas, de nuestros seres queridos, del pasado o del futuro que tanto deseamos.

Sea como sea, intentad pasadlo bien en este aprendizaje, porque conviviremos hasta que nuestros ojos se cierren por última vez y regalemos a la tierra nuestro último suspiro...

domingo, 9 de marzo de 2014

Cómo detectar a un "tocapelotas oficial"

Es multiforme, y además tiene la virtud de la invisibilidad. No siempre lo detectamos, pero lo creamos o no, la presencia del típico "metemierda" de toda la vida, nos persigue hasta el final de nuestros días. También conocido de manera coloquial por "mosca cojonera" o "tocapelotas", no podemos poner fecha a su nacimiento, porque nos acompañan desde que hay vida en la tierra. Por eso es importante saber cómo debemos plantarle cara, para que sus acciones no nos perjudiquen.

Para empezar, deberíamos dar unas simples pautas que nos puedan ayudar ante un momento de crisis. Estas personas son el fruto de la negatividad, la suma de unas dosis de envidia personal o el total de una ecuación de vida con la que no se es feliz. Todo puede ser traducido al aburrimiento o simplemente, a un gran complejo de inferioridad frente a los demás.

Por desgracia, para que se den todas estas características no tenemos que ir muy lejos, porque seguro que con esta pequeña definición, ya tenéis en mente a más de una persona que cumple todos los requisitos. Si, es muy frecuente, por eso debemos saber abordar las situaciones que generan, con paciencia e inteligencia.

¿Qué pretenden?; pues bien, la respuesta es molestar, sembrar problemas, matar las ilusiones del que es feliz, provocar sentimientos de culpa en el prójimo o meter el dedo en la llaga para buscar un poco de atención, para buscar un sentido a una vida insípida e insatisfecha.

¿Cómo actúan?; pues depende. Depende siempre de las circunstancias que rodean a la víctima, de su entorno, su vida laboral,  personal, sentimental, etc. Se trata de hacer el mal porque si, pero siempre de una forma sutil, para no levantar sospechas en sus presas. La risa siempre es un buen aliado para lanzar puñaladas y hacer pensar, porque de eso se trata, de comer el coco sin que nos demos cuenta, de disfrazar de opinión lo que es una sombra de escasa generosidad o aprecio. Cuándo tengamos dudas podemos preguntarnos si en esa situación nosotros habríamos actuado de igual forma, y como la respuesta que nos daremos será una negación rotunda, ahí comprobaremos que algo no va bien.

¿Qué hacer?; después de dar muchas vueltas y llegar a la conclusión de que esta figura existe desde que tenemos conciencia, creo que lo mejor que podemos hacer es no hacer nada. Caso omiso, mirar hacia otro lado, darle las gracias por tan cariñosas sugerencias y pasar página. De nada nos sirve plantar cara o intentar hacerles ver que derrochan maldad por los cuatro costados, de esa forma no acertaremos, porque no siempre son conscientes de lo que hacen. Aunque pueda parecer mentira, los hay que incluso piensan que hacen favores al lanzar improperios verbales.

Pondré varios ejemplos para que reconozcáis el "modus operandi":

Situación1 ( Clásica y habitual):
 En una oficina de trabajo. Estás tú tan alegremente, porque estás teniendo un buen día, porque se acerca el fin de semana y por fin vas a poder perder de vista a tu jefe, y llega el susodicho y te dice: " Oye, el otro día estaba yo haciendo fotocopias y pude oír como Fulano y Mengano te estaban poniendo como los trapos. Me quedé con la boca abierta, vamos." Como habréis imaginado, no hay ninguna necesidad de traer y llevar a nadie y mucho menos amargar el día a una persona, sólo porque un tercero en discordia quiera pagar sus frustraciones con los demás. Ahí lo tenemos, ante nuestra mirada ojiplática.

Situación2 (La envidia personificada):
Una pareja rompe y vuelven al cabo del tiempo. Ambas partes cuentan con orgullo y felicidad que han vuelto y que se encuentran más enamorados y unidos que nunca. Cómo no, aquí está el comentario destinado a crear problemas en la relación: " Pues anda que os lo habréis pasado poco bien en este tiempo, ( entre risas), o " no tienes dignidad, mira que volver después de que te hiciera x", "pues yo creo que vuestro matrimonio tiene los días contados, al año no llegáis"... Salta a la vista, por lo tanto no voy a explicar nada más.

Situación3 (A saco):
Alguien ha encontrado un puesto de trabajo y se encuentra feliz por ello. Decide contarle a su círculo la gran noticia, y entonces alguien te dice: "¿ y te pagan esa mierda?, yo cobro dos veces más que tú y en menos horas"; " yo tengo un amigo que trabajó en lo mismo y no quedó nada contento, pero enhorabuena" o también, " pues ese trabajo no te pega nada, yo no trabajaría en eso ni loco". Y fuera ilusión, y si ya eres inseguro, pues te están ayudando a cavar tu propia tumba. Por increíble que pueda parecerte, sea como sea, no se alegran por tu gran noticia. Aunque tengan un excelente puesto de trabajo, la sangre hierve igualmente para ellos.

Alguna vez todos nos hemos preguntado: ¿por qué a nosotros?, y claro, la respuesta es bien sencilla, porque hay demasiados. Dispuestos a dejarnos sin energía, sin fuerza, sin felicidad!! y de ninguna de las maneras podemos venirnos abajo, de una forma tan gratuita.

Podría narraros miles de situaciones más, pero no creo que sea necesario. Me apuesto cualquier cosa a que ya sabéis seguir vosotros solitos. Y si después de haber leído este artículo, aún no habéis puesto cara a nadie de vuestro alrededor, es o porque tenéis mucha suerte o porque no habéis abierto bien los ojos. Como último consejo os diré que no debe asustarnos cuando éstos aparezcan en nuestras vidas, porque como dice el refrán, No ofende quien quiere sino quien puede, y si somos listos no hay que prestar ni un mínimo de atención a comentarios inoportunos. Cuando nuestras bases están fuertes, la amargura ajena no puede derrumbarlas, sólo debemos sentirnos afortunados por tener lo que tenemos y disfrutar de ello. Que nada ni nadie venga a contagiarnos malas vibraciones y feliz semana!!