jueves, 27 de febrero de 2014

Feliz día, andaluces...



Andalucía tiene ocho cunas, ocho cunas donde nacen la belleza, el arte y la soberanía, una soberanía sin par, coronada por la majestuosidad de la pureza, arropada por la tradición y envuelta en el costumbrismo más desgarrador.

Andalucía es ese lugar donde se mezclan el paraíso y el folclore, el cante popular con la elegancia y el ritmo religioso al compás de la primavera. Mi tierra tiene un aroma diferente, huele a azahar y naranja, a trajes de luces llenos de historia,  a tierra mojada y vino, a un olivo sombrío, a explosiones de vida.

Es una silueta desdibujada, un laberinto con salida al mar, ese rincón donde se fusionan el júbilo y la esperanza, donde se bañan el cante jondo y el taconeo de una bella gitana. Un  verde prado interminable, que abraza el trote de sus caballos, que corren desbocados de energía.

Es una sonrisa eterna, una saeta perdida entre octubre y diciembre, un camino sin retorno a la gloria. Esta tierra es el símil de la riqueza interior, de la amabilidad y cortesía.  Es el fruto del trabajo de los andaluces, la victoria hecha luz, las flores convertidas en acuarela y el arcoíris palpable con todos los sentidos.

Un sitio donde escaparse, donde el amor se cuece a fuego lento y las gaviotas acompañan al primer beso, ese que nunca se olvida. Un amanecer lleno de calor y una tarde de melancolía, que despide al sol con desgana. Es el atardecer que tiñe de añil las montañas, el rayo que ilumina el sentimiento andaluz; una orilla donde suena el flamenco que nunca muere, el que arrastra generaciones de palmas y guitarras, y  el destino que conduce directamente al cielo.

Si pudiera volver a ser andaluza, lo sería una y mil veces, porque no hay mayor clímax que aprender a bailar sevillanas desde el alma, reír a carcajadas con un desconocido, o conocer a todos sin conocer a nadie. Es un lujo pasear por sus estrechas calles, sin saber en qué época estoy, hipnotizarme con el verde de sus campos o nadar entre las olas de sus playas, siempre acompañada de esa bravura que abanica al viento, desprendiendo puro garbo por cada esquina.

Por eso hoy, día 28, quiero felicitarla, agradecerle todo lo que me ha regalado, aún cuando no existía. Gracias por hacerme sentir en casa, por enorgullecer mi ego con tu grandeza, por haber premiado a los andaluces con tu emblemática hermosura y por ser poesía personificada.

Feliz día de Andalucía a todos los andaluces.


lunes, 24 de febrero de 2014

Tecnologías que matan

Desde que la tecnología llegó a nuestras vidas, todo ha cambiado a nuestro alrededor. La cosa es que ya no nos acordamos de cómo vivíamos antes de su llegada, cuando no estábamos conectados las 24 horas, ya sea mediante redes sociales, móvil o wassap. Y es que, por muchas ventajas que tenga, y que nos encante poder hablar horas y horas, a veces nos pasamos de la raya.

No tenemos temas de conversaciones cuando nos encontramos con los amigos, y más de una vez caemos en ese incómodo silencio que a nadie nos gusta. Sabemos que usamos demasiado el móvil, pero no somos capaces de apagarlo y disfrutar de una buena charla, de una buena película, una obra de teatro o una tarde en familia, porque es mucho mejor interactuar en mil conversaciones, que centrarnos en una. Y lo digo porque a mi también me pasa.




Reconozco que la idea de poder contar todo aquello que me pasa por la cabeza, en cualquier momento, es suculenta, incluso adictiva, pero también peligrosa. No sé si os habrá pasado, pero yo he quedado para tomar café con amigos y éstos han estado más atentos a su móvil que a la conversación. Y entonces es cuando tú te preguntas para qué te llaman si no te hacen ni puñetero caso. La verdad es que es una sensación muy desagradable.

 También me ha pasado de estar en una reunión y que todo el mundo, absolutamente todos, estén chateando a la vez, mientras tu te cuestionas si serás tú el punto de partida para tanta charla cibernética. O estar cenando o en el cine y que te escriba el pesado de turno, para contarte algo que, inexplicablemente, considera que podría interesarte, algo"importante", como por ejemplo, lo que está viendo en la tele. Y claro, llega la eterna pescadilla que se muerde la cola, porque tú no quieres ser grosera, pero tampoco sabes cómo decirle que la conversación ha llegado a su fin...

Pero ahí no queda la cosa, porque además de habernos quitado todo el protagonismo en los eventos a los que acudamos, la tecnología cada vez nos asusta más. Cada vez es fácil saber más cosas de los usuarios: fotos, qué están haciendo, cómo se sienten, ubicación exacta de dónde estamos, horas de conexión,etc. Esto de las horas ya, es lo último en rupturas. Y es que parece que hay un interés general para que seamos una sociedad soltera y entera. Que si con quién hablas, que si por qué miras tanto el móvil, que si has agregado a alguien que no conozco a facebook, que si anoche te conectaste de madrugada y me dijiste que te ibas a la cama antes, bla bla bla.

Y claro, como imaginaréis, los infieles por naturaleza están en un sinvivir, porque esa doble vida tiene fecha de caducidad. Por narices. Aquí no hay escapatoria posible. Sin ir más lejos, hace un par de días fui testigo directa de cómo el pánico se apoderaba de las masas, cuando una de las compañías más punteras en mensajería instantánea, anunciaba que creaba una nueva aplicación para desvelar con quién hablaba el usuario en cada momento.  Entonces aquellos que paseaban por la red vieron cómo sus vidas corrían peligro y comenzaron las manifestaciones en contra de la nueva app. Por suerte, más tarde leí una noticia en la que se desmentía todo, para la tranquilidad de los posibles afectados

Y ante todo este trajín, ya no sabemos si la tecnología tiene límites o hace mucho tiempo que los perdió. Yo no se qué pensaréis, pero creo que deberíamos hacer un repaso a la cantidad de horas perdidas que le dedicamos al móvil. Creo que seríamos mucho más felices si restringimos el uso sólo para ocasiones puntuales y nos dedicamos a disfrutar más de nosotros mismos. El caso es que de un modo u otro, hay que estar alerta, porque a este paso, ni la misma CÍA...

domingo, 16 de febrero de 2014

Un libro que engrandece el saber





Este titular es la frase más correcta que se me ocurre para definir el libro que os voy a recomendar a continuación: "La verdad sobre el caso Harry Quebert", de Joël Dicker. Lo titulo así, porque creo que no es una simple novela que entretiene y enseña, sino que su contenido va mucho más allá. Creo que no me equivoco, cuando afirmo que un buen libro siempre te enseña algo, pero cuando en la historia se mezcla el argumento con lecciones de vida, entonces podemos calificarlo como una "gran" novela.

Y eso es precisamente, lo que me lleva a definirla como tal.  La literatura y el arte de escribir no tienen una edad concreta, no hay etapa idónea para el triunfo, pero si me llama la atención cómo un escritor tan joven como Joël Dicker, realiza una perfecta trama en la que aúna el suspense, el amor y la intriga, con exquisitas reflexiones de la vida cotidiana, que a menudo suelen envolvernos a todos, pero no somos capaces de distinguirlas o aprender de ellas.

Imaginemos una novela policíaca, a la que el lector se engancha desde la primera línea de la primera página. Esto no es un efecto fácil de conseguir para el escritor, pero el autor lo logra desde el primer instante en el que se abre el libro. Los saltos de tiempo, a lo largo de la historia, sumergen al lector en una duda continua acerca del argumento y de los personajes, que hace que quiera saber más y que se convierta en víctima de cada capítulo. 

Es una buena forma de hacer crecer nuestra imaginación y nuestro interés por la lectura. Además de todo esto, el autor hace pasar al lector del asombro a la sospecha, de ésta a la ternura, de la ternura a la emoción, incluso de ésta última a la duda, pasando por una incómoda sensación de miedo o inseguridad. Nada es lo que parece cuando los acontecimientos toman numerosos rumbos, y somos capaces de meternos dentro de la novela e identificarnos con su protagonista.

Y por si fuera poco, este libro también nos enseña en cada capítulo, una reflexión real sobre la vida, sus circunstancias, el valor de las pequeñas cosas, del esfuerzo, de la constancia; animándonos a luchar por nuestros sueños y a creer en nuestras virtudes, pero siempre, con buenos consejos que nos pueden servir de mucho si sabemos leer más allá de cada párrafo.

No cabe ninguna duda de que soy una de tantas lectoras, a las que esta novela ha enganchado y cautivado. Por eso os la recomiendo como próxima lectura. Si os gusta la intriga, sois románticos y queréis leer una historia bien fundamentada y rica en matices, no os podéis perder " La verdad sobre el caso Harry Quebert"; espero que la disfrutéis, tanto como yo.

Un buen día


Un buen día todo cambió. Era el momento más inesperado, la fecha más inoportuna, pero la vida no siempre pone en bandeja su elección, no siempre se puede pulsar el botón que elegimos, porque en muchas ocasiones ella elige por ti. 

Hasta ese momento todo el peso de su alma reposaba en unos fuertes cimientos y pobre de él, que creía que aquello sería eterno, pero no. Llevaba temiendo ese día desde el primer instante en el que tomó conciencia de sus actos. Sabía que no podía mantener su mundo de perfección y que su escondite ideal, algún día sería descubierto. Y así ocurrió. Una mañana, se despertó sintiéndose joven de nuevo, parece que había ocurrido un milagro, el tiempo se había detenido y el reloj había dejado de existir.

Se miró al espejo, con asombro, y entonces vio aquella cara llena de alegría, de seguridad, de juventud. Esa barba de tres días que solía llevar antes, cuando sentía la necesidad de comerse el mundo cada día, esa mirada que brillaba con una intensidad sobrenatural y ese talante de torero que siempre le había caracterizado. De repente se lo creyó. Por unos segundos, volvió a verse en el espejo. Era su silueta, la misma de siempre, pero hace mucho tiempo que no la veía; horas, meses, años, quizás décadas, pero en el fondo, ahí estaba su esencia. No pudo evitar inundarse de orgullo; era él, el de siempre.

Tenía tantos sueños anhelados, tantos deseos apuntados en la libreta de su vida, que se paró a pensar cuántos de éstos había cumplido, y la respuesta que halló, le provocó un escalofrío, que le recorrió todo el cuerpo, hasta llegar al fondo del alma. Se sentó en un viejo sillón, que había envejecido tanto como él. Lo miró y recordó aquel día en que se lo trajeron, su color, su tacto, su fortaleza, ya nada era lo mismo. Sin embargo, había pasado el tiempo y ni siquiera se había inmutado ante esa metamorfosis.

La pregunta fue ¿por qué?, ¿cómo pudo olvidar todo aquello que lo convirtió en la persona que era?, ¿cómo pudo aparcar esas batallas que no habían sido ganadas?, ¿por qué no lo había pensado antes?; y entonces recordó que si que lo tuvo presente. Siempre fue conocedor de las dos realidades; la que nunca fabricó y a la que llegó empujado por el destino, por el paso del tiempo, de la aceptación de una rutina impuesta. 

Había llegado la hora, tenía que hacer algo, había perdido media vida obviando que había aparcado una atmósfera que le pertenecía.¿ Y ahora, qué?...

Dando vueltas a posibles soluciones se dio cuenta de que tenía un factor en su contra; el tiempo. Ya no tenía el tiempo necesario para recuperar tantos años de aceptación, sumisión o conformismo. Sólo de pensarlo, sentía que perdía energía por momentos. Ahora el problema se agrandaba, porque aquel paraíso que soñó, también había evolucionado y ya no quedaba sitio para un tipo como él.

Volvió a mirarse en el espejo, se lavó la cara con desdén, se peinó con desgana y eligió su mejor traje para salir a la calle, el de la madurez, ese que ahora lo convertía en un hombre importante, de palabra, aquel que nunca falla, un ser de fiar. Se engañaba a si mismo, sabía que había mentido, había cometido el mayor de los fallos, engañarse a uno mismo. Olvidó quién era, quién quería llegar a ser y simplemente fue. Creció y dejó atrás el pasado. Cruzó esa línea que nos hace bipolares, para ya nunca más mirar atrás...

miércoles, 12 de febrero de 2014

Lo más en entrevistas de trabajo

Hace ya algún tiempo que me apetecía mucho escribir algo sobre este tema, así que voy a contaros cómo están las cosas en muchas de las entrevistas de trabajo, que pueden surgir a cualquiera, independientemente del ámbito profesional.

Este artículo es un resumen que no es más que el fruto del conglomerado que he podido hacer, entre conocidos, anónimos, y cómo no, personalmente. Antes sólo bastaba tener buenos conocimientos y una preparación para ir con seguridad a este tipo de encuentros, pero en la actualidad, estos requisitos no son determinantes para poder optar a un puesto de trabajo.

Ahora se llevan otras cosas, se estila más hacer baremos entre todos esos jóvenes que parezcan presa fácil a la hora de recibir un sueldo, que ni siquiera llega a ser sueldo, porque es una cantidad ínfima, que traza una línea difuminada entre el bochorno y la precariedad.

Y es que, actualmente, cuando uno va a una entrevista de trabajo sale con la sensación de que le están tomando el pelo, de que se trata de una cámara oculta o del día de los inocentes. No siempre será así, puesto que imagino que todavía queda gente legal, dispuesta a dar trabajos dignos y merecidos salarios, pero yo diría que un porcentaje muy alto se va a sentir identificado con estas palabras.

Por un lado, tenemos " La broma del puesto", por esto entendemos aquellas ofertas de trabajo engañosas, en las que nos venden una cosa en concreto, para después, comentarte en pleno directo que el puesto no es el que tú creías, sino una extraña ramificación, que ha ido derivando poco a poco en lo que ahora resulta que es la nueva oferta.

Evidentemente, cuando esto ocurre, lo mejor que puedes hacer es salir corriendo de ese habitáculo y no escuchar ni una palabra más, porque el tiempo es oro, y mira, para perderlo, nos quedamos en casita sentados en el sofá, y al menos descansamos.

También existe la famosa " Oferta no detallada"; aquí os recomiendo que ni reparéis en enviar vuestro cv. Visualmente es muy fácil de identificar. No es más que una supuesta oferta en la que podrás encontrar mucha palabrería que no te dirá ni el más mínimo detalle informativo que tú necesitas. Uno lee esto y se pregunta el por qué de tan escasa información, pero la respuesta es concisa, ya os podéis imaginar el calvario de puesto que os espera. Ese es el motivo por el que es mejor no decir nada, porque de hacerlo, se tendrían que convertir ellos mismos en pluriempleados. Así que es más sencillo omitir.

Pero el cachondeo no acaba aquí. Te pasas la vida estudiando la carrera, haciendo cursos, que si el máster, que si el experto, te sacas todos los idiomas posibles, haces prácticas gratuitas hasta convertirte en el eterno becario, y resulta que cuando te encuentras en plena entrevista, allí sentado, con esa ropa formal que tanto te ha costado encontrar entre los fondos de tu armario, te dicen en toda tu cara que tienes un pedazo de cv, que se te ve una persona muy preparada pero que lamentablemente, buscan otro perfil con menos preparación. Y si, es en ese instante cuando en tu rostro se refleja la descomposición que estás sintiendo, que te corroe por dentro y te entran ganas de tirar todos aquellos elementos que decoran esa maldita habitación...

Mientras escribo estos párrafos me planteo que es muy preocupante que al narrar hechos como estos, suenen a broma, pero por asombroso que os parezca, aún queda la traca final: " Los cuestionarios que hacen referencia al salario". Si, éstos también existen, aquí no hablamos de leyendas urbanas, sino de realidades, de las que tú has podido ser o podrás ser víctima.

A esto que llegas a la cita y te sientan a esperar como mínimo un cuarto de hora, entonces llega una secretaría ideal de la muerte y te ofrece un cuestionario en el que tienes que explicar tu experiencia en el sector. Hasta ahí bien, pero la cosa va subiendo de tono por segundos. De ahí en adelante puede pasar de todo, desde que te pongan en situaciones ridículas para ver qué opción eliges, tipo: "si un cliente te lleva lo contraria, tú actúas de la siguiente forma: a) el cliente siempre lleva la razón, de modo que asientes y pones la mejor de tus sonrisas; b) le explicas tu punto de vista con educación e intentas hacer entrarle en razón; c) le dices que abandone el establecimiento.

 Si, esto puede rozar el surrealismo, pero no es ninguna locura, porque la cosa va a peor. Sigues leyendo el resto de páginas del cuestionario y ya directamente las preguntas van enfocadas al dinero. Primero para que vayas ordenando tus prioridades( entre las que se incluye la opción económica, la cual por supuesto, debe ocupar el último lugar en el test), para después preguntarte a sangre fría cuánto dinero te gustaría ganar. ¿Cómo?, ¿perdón?, ¿y qué esperan ellos que contestes?; está claro que poco. Tienes que contestar que para ti el dinero no es importante, que te mueres por trabajar como un mulo pero oye, porque te aburres, no porque necesites sobrevivir, ni realizarte como persona; esos pequeños detallitos sin importancia.

Tienes dos opciones, o quedar como el último mono y considerar tu sueldo equitativo al que tendría una hormiga, o echarle cara y referirte a una cantidad económica "aceptable"; aunque en este último caso ya sabes que no pasarás la selección y podrás esperar eternamente a que suene tu teléfono.

En fin, con este artículo no quiero desmoralizar a nadie, porque no siempre es así, y hay empresas con otras políticas y que se rigen por buenos valores, pero como estos casos han sido sonados y narrados por más de una boca, os aconsejo que vayáis con ojo y que os deis cuenta de que las gangas, sueldazos o chollos no existen, y es preferible tener un trabajo del montón, sintiéndose valorado y con un sueldo asequible, que dejarnos embaucar por otros que al final nos pueden salir más caros. 

Ahí va mi reflexión de hoy. Para los que ya trabajéis os deseo suerte, y para los que estéis en ello, mucho ánimo, constancia e ilusión, que todo llega, aunque parezca mentira...





viernes, 7 de febrero de 2014

Sueños en construcción

Cuando se quiere algo de verdad, es difícil no salir victoriosos. La fuerza interior que habita en cada uno de nosotros es el mayor poder con el que hemos nacido, y si sabemos usarla, no puede haber energía negativa que nos paralice, por mucho que lo intente. 

La constancia es la clave. La lucha siempre pone frenos a aquellos que intentan perturbarnos. No hay nada más acertado que rodear los obstáculos, nada más satisfactorio que derribarlos, ni mayor mérito que lograr un fin, que es el preludio de un éxito anunciado.

Cuando la solidaridad no entiende de límites

Hoy, me siento orgullosa de tener en mi familia a grandes personas. No todo el mundo puede decir lo mismo, pero es un lujo para quien puede hacerlo. Cada vez me asombra más el egoísmo ajeno que a veces nos rodea, la importancia que tiene el materialismo, para algunos pobre seres infelices, y el protagonismo egocéntrico del "yo", que prima, en muchas ocasiones, sobre otras prioridades básicas.

Por supuesto, no todo el mundo es igual, odio generalizar, y además lo considero poco sano. Pero resulta inevitable observar, comparar, y en definitiva, aprender de los demás. Es cierto que en estos tiempos que corren, hay muchísima gente sufriendo graves carencias, pero hay numerosas manos que quieren echar un cable, que ofrecen solidez, un caparazón donde refugiarse, y solidaridad. Y eso es una gozada, una bendición. Me maravilla rodearme de personas que no caen en los brazos de la codicia, y que entregan todo lo que tienen a los que quieren y a los que ni siquiera conocen. Realmente los admiro, y pienso: "¿ de qué pasta estarán hechas estas personas?"

Hoy, mi prima se va a África a repartir generosidad y amor, entre aquellos que no tienen nada.



Siempre ha sido distinta, se ha movido por aquellos impulsos que le transmiten sus valores y ha actuado con el corazón. Sin duda la mueve el hacer el bien, el repartir felicidad a los que la rodean, el alejarse de aquel que carece de principios, y ayudar a todo el que se cruce en su camino.
Ella es así, feliz, viendo como fabrica una cadena de sonrisas, luchando para ofrecer todo lo posible a aquel que tiene menos, y dando una lección a los que vemos en ella un ejemplo a seguir, y nos preguntamos cómo puede haber seres tan puros. Feliz viaje, preciosa, que tu belleza interior deje una huella imborrable en esas personas necesitadas, que seguro que aprenderán mucho de ti, al igual que tú de ellos..