lunes, 30 de septiembre de 2013

Llueve desesperación

"Otra vez no"; eso deben pensar los padres de Marta del Castillo, cada vez que reanudan ese fatídico dolor que les recuerda que hace unos años, unos individuos decidieron poner fin a la vida de su hija. Me pongo en su lugar y miro al cielo; y pido el fin para una tortura insoportable, que pesa toneladas en el alma. Una vez más, las inclemencias meteorológicas vuelven a paralizar la esperanza; el último resquicio de tranquilidad, que necesita esta familia desde hace años. No piden demasiado, ni siquiera exigen nada, tan sólo una prueba evidente que les demuestre que esta pesadilla en la que se han visto involucrados, es real y no la consecuencia de haber pasado una mala noche. Ni en el peor de los sueños podrían haber imaginado que les tocaría vivir algo así, atroz y espeluznante; una montaña de mentiras y contradicciones que cada vez, los separan más de la persona que más quieren. 

Supongo que cuando ocurre un hecho de este calibre, el mundo se viene abajo, y el sentido de vivir, se pierde por completo. Imagino que el sentimiento ha de ser parecido a recibir puñaladas continuamente, que no cesan por mucho consuelo que se tenga. Todos hemos creado en nuestra imaginación ese momento en el que nos despertemos con la gran noticia de la aparición de los restos de Marta. Cuando llegue ese día, se acabará un calvario para su familia, una presión que tapa sus orificios e impide que inspiren oxígeno, una cruz a cuesta que pesa demasiado.

Parece una broma macabra que la búsqueda del despertar de esta agonizante pesadilla, se vea interrumpida, una vez más, por la lluvia. De nuevo hemos sabido que se suspendía, por el momento, la búsqueda con georradar de los restos de la joven.  Y cada vez que esas nubes descargan agua, algo se remueve en el interior de esos familiares que luchan día a día por poder poner punto y final a este trágico suceso. La lluvia empapa sus esperanzas, cala sus fuerzas y agota la poca energía que el sufrimiento les ha dejado. Por favor que no tarde más, ya han esperado bastante. Que llegue ese día, que mejore el tiempo y ésta sea la vez definitiva. Ya es hora de continuar, de pasar página y seguir viviendo, aunque siempre tendrán el recuerdo de Marta, de eso no cabe duda.

Ojalá la intuición no les falle y estén cada vez más cerca de hallar la verdad, de cerrar un capítulo lleno de llanto y dolor, en el que, sin querer, se han convertido en los protagonistas. Siempre se ha dicho que hay una justicia divina, y si es así, yo pido una evidencia para ellos, porque ya es hora de que la valentía y entereza que han mantenido en todos estos años, se vea premiada con un poco de justicia. Ya que en la tierra es tan difícil conseguirla...al menos que cuenten con un golpe de suerte místico.

Mientras que llega ese momento y no, seguirán siendo un ejemplo a seguir para todos, ya que si ellos no han tirado la toalla, después de tanto martirio, los demás tendremos que seguir aguantándola como podamos, hasta que pase la tormenta y escampe.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Emprendiendo el vuelo...

Hoy es un día muy importante para alguien a quien adoro, es el comienzo de una nueva etapa que cambiará su rumbo para siempre, una puerta que se abre en forma de libertad y madurez. Él aún no es consciente del todo, pero cuando estaba en casa haciendo las maletas, no sólo estaba metiendo enseres, también guardaba sus miedos, sus preocupaciones y ese agridulce sabor que todos tenemos cuando damos la bienvenida a un cambio drástico. 

Todavía no sabe que cuando cruzó el umbral de su casa, emprendió un nuevo viaje, el suyo, ese que viene a buscarnos justo cuando no lo esperamos. Cargó su equipaje de sentimientos y cerró, con un pellizco en el estómago, aquel frío maletero, que le impulsaba a alzar el vuelo. Miró a través de la ventana y poco a poco, todo fue quedando atrás. Su familia, sus amigos, su casa, los rincones de su pueblo, su infancia y adolescencia. 

Por una vez tocaba decir hasta pronto y en esta ocasión la cosa se ponía seria , puesto que la distancia ya había marcado las barreras que le recordaban que su destino ahora estaba a muchos kilómetros. A veces tomamos decisiones que conllevan una serie de responsabilidades, y en muchas ocasiones no abrimos los ojos lo suficiente, como para asimilar que cuando el azar nos elige, debemos escuchar su canto y seguir en la dirección que nos marca. 

Se que lo vamos a echar mucho de menos y que jugaré a imaginar, una y otra vez, como es su nueva vida, su nuevo hogar y el novedoso entorno que le rodea,sin embargo no puedo evitar sentir una explosión de vibraciones, y todas son positivas. Siempre que damos un paso crucial, pienso en esa vieja frase "quien no arriesga no gana"; y creo que él no arriesga nada. No hay nada que perder, no en este juego. Aquí huele a victoria, a una merecida satisfacción, pues todo lo que deja en Andalucía, seguirá estando aquí a su vuelta.

 La familia y los verdaderos amigos, tienen un lugar irremplazable, por lo que, estaremos esperándolo con los brazos abiertos. En Salamanca va a tener la oportunidad de conocerse a si mismo, crecer ( aún más) como persona y embriagarse de esa madurez que todos necesitamos para enfrentarnos a esas piedras con las que topamos y toparemos hasta que dejemos de existir.

 Le espera una dulce ficción, que solemos experimentar cuando estamos en la Universidad; un universo fugaz, que decora el cielo del estudiante, nuevos amigos, con los que crear un sinfín de anécdotas y lo más importante, muchas historias que llenarán su albúm de los recuerdos, el día de mañana. Mucha suerte con tus nuevas cartas. Espero que te diviertas en este sueño, del que algún día, te apenará despertar.Te quiere, tu prima mayor.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Cuando una piscis nada entre las aguas...

Cuando amas la vida y cada una de sus posibilidades, resulta difícil elegir el camino a seguir. Ese es mi gran defecto o quizás, mi gran virtud. Veo éxito en cada una de esas opciones que creamos con ilusión, que regamos con ahínco y que envolvemos de fantasía; una suma de elementos que nos llevan hasta ese lugar, al que queremos llegar, pero no sabemos.

A veces me pierdo entre mis ganas, confundo miles de ideas creativas con imaginación y ficción, tiño la realidad de deseo y yo me pregunto, ¿cómo ordenar tantos senderos?, ¿os resulta fácil a vosotros?...

Puede que no sea tan malo despertar y luchar por un propósito, pero, ¿qué ocurre cuando un fin se transforma en miles?, me pregunto si hay alguna fórmula secreta que nos descifre cuál es mejor que otro y el por qué. De nada me sirve engañarme, pensando que un día veré el mundo de una forma clara y concisa, pues se bien que para los peces como yo, todo es multiforme. Tal vez ese sea mi reto en la tierra, encontrar una estabilidad en la balanza, aprender a sopesar, a perder y a ganar, aunque no se si sabré hacerlo.

Admiro a esa gente que se conforma con aquella vida que les ha tocado, porque puede que ellos conozcan con mayor precisión en qué consiste la felicidad, y comprendan que ésta tiene múltiples formas de expansión, que va decorando cada circunstancia. Pero el inconformismo me puede, me consume, me agota. Tengo dudas que me oprimen y quisiera saber qué estoy buscando, pero mi ansiedad por matar los sueños y construir hechos, termina ganando esta interminable batalla.

No se si la valentía me acompañará en este viaje, pero mientras la suerte me conduce por un jardín de incertidumbre, yo seguiré diciendo a todo aquel que se cruce conmigo : "despertar de un sueño es morir en la guerra de la lucha, huir por el camino equivocado y enfrentarse a una cruda realidad, que habremos creado nosotros".


domingo, 1 de septiembre de 2013

Bienvenidos a la rutina...

Cuando desperté esta mañana, el aire ya se había teñido de una fragancia distinta. El color que brota en la alegría del verano, se iba difuminando, sin retorno. Entonces pensé que esa sensación ya la había vivido antes, que no era algo desconocido. Siempre me resulta duro convertirme en una nómada más, de tantos que habitamos la misma playa, año tras año.

 Parece mentira, pero todo cambia. La naturaleza es sabia y es ella misma la que pone un punto y seguido a nuestra aventura, al temido despertar que nos persigue y que siempre nos atrapa. Las nubes lucen más blancas que nunca y el celeste que rodea al sol, brilla con una fuerza sobrecogedora, que no puede indicar otra cosa que no sea la inminente llegada de septiembre. 

Poco a poco, mi playa se va quedando huérfana de veraneantes, pero se convierte en dueña de miles de historias que se inician ante el romper de las olas, a orillas de un atlántico que permanece intacto hasta el próximo año. Resulta curioso como de un día para otro, el reloj puede pararse para muchos, pero sin embargo, siempre encontraremos la belleza más pura, en cada uno de los rincones de Matalascañas, para mi, reina de la sencillez más cálida y hermosa, que sea palpable a nuestro sentido visual. 

Toca decir adiós al olor a sal, a esa brisa marina que nos aleja de todo contratiempo, de cualquier miedo o temor que nos pueda rondar; pero este martirio no es eterno. Me reconforta pensar que cuando vuelva, todo seguirá igual, me encontraré el mismo escenario que convierte a Doñana en un sitio emblemático, digno de una atmósfera de ensueño. Agotaré hasta el último instante en el que pueda fundirme en las huellas de la arena, esas pisadas que el mar borra a cada segundo, y en las que todos dejamos un trocito de esperanza y melancolía...