jueves, 27 de marzo de 2014

Sexos condena-2



Es lo de siempre, llevamos siglos sufriendo una condena y no somos capaces de aprender la lección. No aprendemos o no queremos aprender, ya no lo sé. Ya hasta dudo. Ni los mayores avances tecnológicos nos ayudan a desnudarnos (en sentido poético, porque en el sentido literal eso lo entendemos perfectamente), y yo ya no sé qué es mejor, si tirar la toalla, o seguir intentándolo. Al menos es divertido.

¿De verdad todavía no sabéis de qué hablo?; está claro, de ti y de mi, de nosotros, de nosotras y de vosotros. De los eternos sexos opuestos, esos mismos a los que odiamos pero siempre buscamos, esos a los que deseamos y a los que, por supuesto, no entendemos. Y cuando digo esta frase, intento neutralizar mi género femenino y hablo en voz de todos.

El otro día me estaba tomando un café y pequé, lo siento. No debería, pero escuché una conversación de dos chicas, en la que ponían a un chico de vuelta y media por no haber reaccionado a las “señales” que una de ellas le había mandado. La verdad es que la moza estaba bastante ofendida y calificó a su amado con apelativos de la talla de “lerdo”, “imbécil”, “cabronazo” o “subnormal”. Eran bastante más jóvenes que yo, y lo cierto es que tuve que morderme la lengua, por no darle unos consejos. Y como no me he podido desahogar con ellas, aprovecho ahora para hacerlo con vosotros.

Reglas básicas para chicas:

1-      No perdáis el tiempo con las señales.  No hagáis esto porque ellos no lo entienden. Si queréis soltar indirectas y que reaccionen, podéis esperar sentadas. Nosotras siempre buscamos más allá. Ellos no. No captan, sólo escuchan la frase tal cual y no interpretan, así que ahorraros el mundo del jeroglífico y sed claras, aunque os sintáis ridículas.

2-      No demostréis demasiado interés en las primeras citas:  Dejad a un lado Leyendas de pasión y jugad un poquito a dar una de cal y otra de arena, que es mucho más interesante.

3-      No comparéis al nuevo novio con el ex: Del ex ni nos acordamos. Es esa sombra grisácea que ahora miras y te parece incluso feo, pero sin embargo, cuando se produce una pelea importante, ahí está él. Error!!!, si con el ex fue mal, no queramos repetir los errores del pasado.

4-      Cuando estamos enfadadas, estamos enfadadas, nada de negarlo. Este es otro de los puntos que llevan a desencuentros. Y es que los hombres no entienden que cuando se nos pregunta si estamos enfadadas, la respuesta es sí. Lo estamos. Y si decimos que no es sí.  Digamos si a la primera y dejémonos de pamplinas.

Reglas básicas para chicos:

1-      Hay que espabilar. Siempre estáis con la queja de que somos complicadas, pero el mecanismo es muy sencillito. Si siempre repetimos los mismos pasos, ¿podéis estar más atentos?; seguro que si os fijáis más, acabáis entendiendo nuestra táctica. Probad a ir siempre más allá “de”.No deis respuestas rápidas, hay que currarse la ilusión de una mujer. En el análisis de nuestras "indirectas" están las soluciones.

2-      Cuando veáis el fútbol, probad a prestarnos más atención, aunque sea mirando por el rabillo del ojo. No hay cosa que me siente peor que estar viendo el fútbol con tu pareja, rollo, amigo especial, y que no nos escuchen.  Con un mínimo de atención nos conformamos, aunque sea un simple disimulo.

3-      Queremos hombres detallistas. Y con esto me refiero a fechas importantes, detalles que marquen vuestra relación, un poquito de creatividad para sorprendernos…nosotras lo hacemos muy a menudo, y no digo yo que no haya hombres detallistas, ojo!! Pero los hay muy despistados, y tenéis que saber que nos derriten los pequeños detalles. Un mensaje a media mañana, una llamada nocturna inesperada, una sorpresa…si os encontráis perdidos siempre podéis pedir consejo a una buena amiga, pero no a una ex, porque eso es otra regla: las ex nunca suelen ser vuestras amigas.

4-      No nos comparéis con vuestra madre. En esta regla, por suerte, hablo desde el desconocimiento, porque no me puedo creer que todavía no sepáis que las madres y las novias pueden llegar a ser elementos opuestos. Ninguna es mejor, y si lo es, hay que cerrar el pico. Por favor, madre y novia son polos opuestos, o se adoran o se odian, no mezclemos sustancias porque podemos provocar una explosión.

Y bueno, estas son sólo algunas de las pinceladas que terminan por llevarnos a esos dulces encontronazos, que al final nos terminan hasta gustando. Me dejo mucho más en el tintero, pero por ahora, espero que os apañéis con estos sencillos pasos y  disfrutéis del juego de la seducción.



martes, 25 de marzo de 2014

Los cinco minutos de tu vida




El paso del tiempo nos asusta, nos llena de miedos reales, que aunque no nos gusten, existen. Y es que el reloj sólo se queda parado cuando tu muñeca se queda sin pilas, pero el resto del tiempo, no se detiene para ti, por mucho que tú creas que mientras estás en silencio, disfrutando de un momento placentero, que parece llevarte a la eternidad, el mundo está inactivo.

Lo verdaderamente acojonante es que no nos preocupamos por el paso de los días hasta que llegamos a un umbral, el de los treinta. Cuando vamos subiendo los peldaños de la adolescencia, y los veinte, vivimos en una burbuja de fantasía, pasión y locura, que tarde o temprano, explota. Y es probable que acabe explotando en toda tu cara, sin que podamos evitar que nos salpique.

Todavía recuerdo cuando estaba en la facultad y, sentada en las escaleras, daba vueltas a una taza de café, que sujetaba  con la mano izquierda, mientras me fumaba un cigarro con la derecha. Así pasaba los descansos entre una clase y otra. Mientras observaba a mi alrededor, todo me parecía el paraíso. Las risas, los tonteos, esa amistad que pasaría a la eternidad, y tan sólo dura unos años, los primeros encuentros, desengaños; todo hacía presagiar que esa espiral de felicidad y ensoñación no terminaría, que mi única preocupación sería aprobar los exámenes, pelearme con los compañeros en los trabajos de clase o comprarme un vestido a la moda para ir a esa fiesta a la que me habían invitado. Pobre ilusa de mi. Esto no había hecho más que empezar, o peor aún, no había ni empezado.

Y de repente, todo aquello fue quedando atrás y aquella lejanía que antes me preocupaba, se convirtió en una rutina, llamada madurez. Y en ese preciso instante, lo que ayer era lo peor, pasó a ser lo mejor, y lo que antes era lo mejor, pasó a ser algo sin importancia, que deja de tener cabida en tu nuevo presente. La vida ya no era la misma, y me di cuenta de que no sólo crecen las personas, sino también los sueños, los miedos, las fobias, los deseos, los éxitos y los fracasos.


Y hasta que todo eso no ocurrió, no tomé conciencia de la importancia que tienen cinco minutos en nuestra vida. Si, en la mía, en la tuya y en la de todos. Hay muchos tipos de cinco minutos que pasan y ni nos enteramos, pero hay cinco en concreto, que son los que lo cambian todo. Los que te hacen abrir los ojos, los que te descubren aquello que ya sospechabas pero no querías admitir, los que te incitan a luchar más que nunca por tus sueños, los que te hacen comprender cuál es ese rumbo que andabas buscando, los que te sumergen en una pura resignación o los que marcan un antes y un después en tu nuevo camino, ese que, ni siquiera sabes que está empezando. 

Cada uno sabrá cuándo ha vivido esos cinco minutos. Es fácil reconocerlos porque nunca podrás olvidarlos, pincharán siempre, sea cual sea el resultado y los revivirás mientras te quede memoria. De los míos lo recuerdo todo, pero no los voy a compartir, porque puede que sean el secreto mejor guardado que todos tenemos. Recuerdo que sabía perfectamente que iban a suceder, los esperaba, los intuía. Aún cierro los ojos y vuelvo a ese punto de partida. Y la verdad es que los minutos transcurrieron como tantas veces había imaginado. Y ahí lo descifré todo, absolutamente todo. Desde ese instante, ya nunca fui la misma. Supe quién era y quién sería, sólo me faltaba elegir cómo quería llegar hasta ese momento, de qué forma, por qué trayecto y en qué circunstancia.

Cuando te das cuenta de que estás viviendo los cinco minutos de tu vida, eres víctima de una sensación cargada de pánico, mezclada con ansiedad y placer. No cabe duda posible, es uno de los privilegios de haber exprimido la veintena, que ya sabes mucho más de ti y es cuando empiezas a conocerte. Espero que disfrutéis de ese despertar y que sepáis acertar en la mayor elección de vuestra vida.

lunes, 24 de marzo de 2014

Cómo deshacernos del famoso "qué dirán"...

Hoy, estaba repasando mentalmente esos miedos absurdos que suelen apoderarse de nuestras virtudes, terminando por convertirlas en defectos, o algo mucho peor, reduciéndolas a la nada. Y a medida que iba hilando un tema y otro, llegué hasta este punto, siempre el mismo miedo : "el que dirán".

Esto nos viene persiguiendo desde que abandonamos la cuna y parece ser que le tememos más que al propio "coco", o al "hombre del saco". No hemos terminado de entender el por qué de nuestra existencia. No aceptamos que estamos de paso en la tierra, caminando descalzos por un sendero de arena y espinas. Queremos mentalizarnos de la importancia que tiene hallar la perfección, pero, por extraño que parezca, cometemos el error de no buscarla como un bien personal, sino como una muestra de felicidad ante los demás.

Seguro que muchos estáis pensando que no es vuestro caso, pero yo apuesto a que la opinión de los demás siempre termina por afectarnos e incluso hundirnos. Si os digo que yo también he sido presa del miedo durante mucho tiempo, me creeréis, pero lo que quiero contaros es algo mucho más importante, y es que ya no lo soy. He logrado que me importe un pimiento lo que piensen todos sobre mi estilo de vida, mi manera de ser, mis errores o mis aciertos.  Por eso quiero aconsejaros que deis una patada a este tipo de obstáculos, porque es toda una liberación, una descarga de adrenalina que os dejará renovados para siempre.

He aprendido a divertirme siendo yo la única protagonista, y eso es lo único que me importa. No hay nada más triste que estar atado de pies y manos a una opinión ajena, a un pensamiento cuerdo o incoherente, a unos ojos envidiosos o a una balanza que ya está inclinada. Definitivamente no, no estoy aquí para eso. Hace tiempo que leí una frase del gran Paulo Coelho, que decía : La mejor manera de tener una vida miserable es tratar de saber lo que los demás piensan de ti.  Y entonces me di cuenta de lo lamentable y triste que puede llegar a ser el ser humano, cuando no es feliz, viviendo.

La libre elección está poco valorada, y solemos pisotearla, dando importancia a qué pensará el tercero, ese ojo que todo lo ve, esa boca que siempre se abre y en la que nunca entran moscas; y todo esto no hace más que frenar nuestra libertad para mostrarnos tal y como somos, para darnos el gustazo de alegrarnos, sentir o sufrir, en nuestras propias carnes, sacando esas espinitas que a todos nos pinchan y que a veces no están bien vistas ante las miradas cotillas. El ser humano ha de estar por encima de esas minucias, que carecen de toda importancia y de cualquier valor.

No hay nada más patético que pasarse la vida esperando ser juzgado, examinado o aprobado. Siento mucha pena cuando veo a alguien vivir condicionado por un juicio mediático, y me siento inmensamente rica por haberme quitado esa estúpida carga de encima.  No hay nada más vacío y hueco que buscar la aprobación del resto. " Vive y deja vivir", sin más...

lunes, 17 de marzo de 2014

El amor y sus formas





Hace poco leí una frase que decía que el amor verdadero sólo pasa una vez en la vida, que después de haberlo conocido, nos podemos pasar la vida buscándolo, sin éxito alguno. Esto me hizo reflexionar, ya que creo que el amor es algo tan subjetivo, que es el gran desconocido por todos.

Nos pasamos la vida descifrándolo, buscándolo o moldeándolo, pero resulta curioso que no dejamos de sentir esa necesidad de perseguirlo. Y es que, en el fondo, yo estoy segura de que el amor está dentro de cada uno, no nos damos cuenta, pero así ha sido siempre. Es el gran eje que motiva nuestra razón de ser, es la excusa perfecta que da sentido a la vida, la causa por la que reímos y lloramos a menudo; y el baúl donde escondemos tantos secretos que sólo conocemos sus protagonistas.

Además, no sólo sirve de trampolín a la ilusión, sino que es la inspiración de muchos corazones que cantan al universo lo que las emociones acompañan de un ritmo romántico. Seguro que si nos paramos a pensar, nos damos cuenta de que la mayoría de las canciones que nos sabemos hablan de amor, y ahí es donde esconde su magnitud, ese poder inalcanzable que lo hace único y que se expande a un ritmo vertiginoso en cada persona que tiene la suerte de llegar a sentirlo.

He leído muchas teorías que hablan sobre él, pero yo tengo la mía propia. Hay una canción que me parece muy apropiada para hablar de este tema, es de Laura Pausini, y se llama "Amores extraños". Siempre me ha impactado mucho su letra, porque habla de esas historias de amor que todos vivimos a lo largo de nuestra vida, de ese amor que duele eternamente, de la decepción cuando alguien nos falla, pero en el fondo, es una canción que habla de lo que sentimos y de la importancia que tienen esos amores que pasan por nuestra vida, sin que entendamos muy bien el por qué.

¿Creéis que se ama una sola vez, o por el contrario, que no dejamos de amar nunca?; o, ¿qué pensáis del famoso dicho de" ¿se puede amar a dos personas a a vez y no estar loco?"; no sé si habréis pasado por alguna de estas situaciones, pero yo creo que es lo más normal del mundo. Todo depende de la persona y aquello que la rodea. Hay tantas historias de amor, con tantos puntos de vista, con tan diferentes recorridos, que todo es posible cuando los sentimientos hablan por sí solos. Siempre habrá una boca que juzgue o alguien que no lo entienda, pero el corazón no piensa, sólo palpita y eso es algo que sólo conoce el dueño de ese motor que nos mantiene en pie.

¿Podemos ser felices para siempre con alguien?; probablemente sí, y podemos amarle de por vida, también, pero no estamos hablando de verdades universales. No creo que existan, porque todo va unido a las circunstancias que envuelven cada historia. Hay amores sinceros, profundos, intensos, pasionales, secretos, conformistas, inconformistas, fieles, infieles, maduros, inmaduros,momentáneos, incluso ciegos.

Para mi son fases por las que todos pasamos en algún momento de nuestra vida, y eso es lo maravilloso, que no todos lo vivimos ni sentimos de la misma manera, porque de ser así, sería un completo aburrimiento. Ayer me senté en unas escaleras de un mítico lugar de mi ciudad, y observé a la gente que paseaba alrededor. Eran tantos y tan diferentes..., unos paseaban agarrados de la mano, otros lo hacían con hastío y desgana, otros eran víctimas del intrínseco nerviosismo de la primera cita, otros se encontraban en ese punto, con la esperanza de que aquel encuentro les devolviera esa felicidad perdida, y otros, simplemente, paseaban cabizbajos, nadando entre un mar de cuestiones, seguramente, relacionadas con lo mismo.

 Me resultó impresionante ponerme en la piel de esas personas, para las que yo no era nada, nada más que una sombra, un bulto que mira sentada en unas escaleras, que toma el sol tranquilamente y se convierte en espectadora de sus agitadas vidas, un ser anónimo que juega con sus vivencias, sin que ellos se den cuenta.

Me hubiera encantado, por un momento, pararme a escuchar a algunas de esas personas que, sin duda, podrían ayudarme a escribir la más bella de las historias de amor, pero me limité a imaginar, sin más. Y tras dar muchas vueltas sólo puedo creer que si, que nosotros labramos el camino del amor, que decidimos, a veces de forma inconsciente, cómo queremos caminar por su sendero, y que nunca acertamos o nos equivocamos, simplemente, sentimos, aprendemos y crecemos. Y eso es todo lo que nos enseña.

 El amor es crecimiento, un estirón que nos guía y guiará hasta que dejemos de sentirlo, en cualquiera de sus diversas formas o acepciones. Pero de lo que si estoy segura es que mientras estemos vivos, siempre estaremos enamorados, de la vida, de las personas, de nuestros seres queridos, del pasado o del futuro que tanto deseamos.

Sea como sea, intentad pasadlo bien en este aprendizaje, porque conviviremos hasta que nuestros ojos se cierren por última vez y regalemos a la tierra nuestro último suspiro...

domingo, 9 de marzo de 2014

Cómo detectar a un "tocapelotas oficial"

Es multiforme, y además tiene la virtud de la invisibilidad. No siempre lo detectamos, pero lo creamos o no, la presencia del típico "metemierda" de toda la vida, nos persigue hasta el final de nuestros días. También conocido de manera coloquial por "mosca cojonera" o "tocapelotas", no podemos poner fecha a su nacimiento, porque nos acompañan desde que hay vida en la tierra. Por eso es importante saber cómo debemos plantarle cara, para que sus acciones no nos perjudiquen.

Para empezar, deberíamos dar unas simples pautas que nos puedan ayudar ante un momento de crisis. Estas personas son el fruto de la negatividad, la suma de unas dosis de envidia personal o el total de una ecuación de vida con la que no se es feliz. Todo puede ser traducido al aburrimiento o simplemente, a un gran complejo de inferioridad frente a los demás.

Por desgracia, para que se den todas estas características no tenemos que ir muy lejos, porque seguro que con esta pequeña definición, ya tenéis en mente a más de una persona que cumple todos los requisitos. Si, es muy frecuente, por eso debemos saber abordar las situaciones que generan, con paciencia e inteligencia.

¿Qué pretenden?; pues bien, la respuesta es molestar, sembrar problemas, matar las ilusiones del que es feliz, provocar sentimientos de culpa en el prójimo o meter el dedo en la llaga para buscar un poco de atención, para buscar un sentido a una vida insípida e insatisfecha.

¿Cómo actúan?; pues depende. Depende siempre de las circunstancias que rodean a la víctima, de su entorno, su vida laboral,  personal, sentimental, etc. Se trata de hacer el mal porque si, pero siempre de una forma sutil, para no levantar sospechas en sus presas. La risa siempre es un buen aliado para lanzar puñaladas y hacer pensar, porque de eso se trata, de comer el coco sin que nos demos cuenta, de disfrazar de opinión lo que es una sombra de escasa generosidad o aprecio. Cuándo tengamos dudas podemos preguntarnos si en esa situación nosotros habríamos actuado de igual forma, y como la respuesta que nos daremos será una negación rotunda, ahí comprobaremos que algo no va bien.

¿Qué hacer?; después de dar muchas vueltas y llegar a la conclusión de que esta figura existe desde que tenemos conciencia, creo que lo mejor que podemos hacer es no hacer nada. Caso omiso, mirar hacia otro lado, darle las gracias por tan cariñosas sugerencias y pasar página. De nada nos sirve plantar cara o intentar hacerles ver que derrochan maldad por los cuatro costados, de esa forma no acertaremos, porque no siempre son conscientes de lo que hacen. Aunque pueda parecer mentira, los hay que incluso piensan que hacen favores al lanzar improperios verbales.

Pondré varios ejemplos para que reconozcáis el "modus operandi":

Situación1 ( Clásica y habitual):
 En una oficina de trabajo. Estás tú tan alegremente, porque estás teniendo un buen día, porque se acerca el fin de semana y por fin vas a poder perder de vista a tu jefe, y llega el susodicho y te dice: " Oye, el otro día estaba yo haciendo fotocopias y pude oír como Fulano y Mengano te estaban poniendo como los trapos. Me quedé con la boca abierta, vamos." Como habréis imaginado, no hay ninguna necesidad de traer y llevar a nadie y mucho menos amargar el día a una persona, sólo porque un tercero en discordia quiera pagar sus frustraciones con los demás. Ahí lo tenemos, ante nuestra mirada ojiplática.

Situación2 (La envidia personificada):
Una pareja rompe y vuelven al cabo del tiempo. Ambas partes cuentan con orgullo y felicidad que han vuelto y que se encuentran más enamorados y unidos que nunca. Cómo no, aquí está el comentario destinado a crear problemas en la relación: " Pues anda que os lo habréis pasado poco bien en este tiempo, ( entre risas), o " no tienes dignidad, mira que volver después de que te hiciera x", "pues yo creo que vuestro matrimonio tiene los días contados, al año no llegáis"... Salta a la vista, por lo tanto no voy a explicar nada más.

Situación3 (A saco):
Alguien ha encontrado un puesto de trabajo y se encuentra feliz por ello. Decide contarle a su círculo la gran noticia, y entonces alguien te dice: "¿ y te pagan esa mierda?, yo cobro dos veces más que tú y en menos horas"; " yo tengo un amigo que trabajó en lo mismo y no quedó nada contento, pero enhorabuena" o también, " pues ese trabajo no te pega nada, yo no trabajaría en eso ni loco". Y fuera ilusión, y si ya eres inseguro, pues te están ayudando a cavar tu propia tumba. Por increíble que pueda parecerte, sea como sea, no se alegran por tu gran noticia. Aunque tengan un excelente puesto de trabajo, la sangre hierve igualmente para ellos.

Alguna vez todos nos hemos preguntado: ¿por qué a nosotros?, y claro, la respuesta es bien sencilla, porque hay demasiados. Dispuestos a dejarnos sin energía, sin fuerza, sin felicidad!! y de ninguna de las maneras podemos venirnos abajo, de una forma tan gratuita.

Podría narraros miles de situaciones más, pero no creo que sea necesario. Me apuesto cualquier cosa a que ya sabéis seguir vosotros solitos. Y si después de haber leído este artículo, aún no habéis puesto cara a nadie de vuestro alrededor, es o porque tenéis mucha suerte o porque no habéis abierto bien los ojos. Como último consejo os diré que no debe asustarnos cuando éstos aparezcan en nuestras vidas, porque como dice el refrán, No ofende quien quiere sino quien puede, y si somos listos no hay que prestar ni un mínimo de atención a comentarios inoportunos. Cuando nuestras bases están fuertes, la amargura ajena no puede derrumbarlas, sólo debemos sentirnos afortunados por tener lo que tenemos y disfrutar de ello. Que nada ni nadie venga a contagiarnos malas vibraciones y feliz semana!!






jueves, 6 de marzo de 2014

Bajo llave







Pensó que la distancia era su mayor enemiga, una sombra que la perseguía, aunque no saliera el sol; una red que siempre la atrapaba y la dejaba sin respiración. Quizás era el camino que el destino había preparado para ella, o tal vez un fruto más del azar, pero los kilómetros se interponían entre su débil corazón y los billetes que le quedaban en la cartera.

Sabía que no podía seguir así, que no tenía ningún sentido vivir alimentando aquello que tenia una fecha de caducidad, pero podía el hecho de sentirse diferente, de desaparecer de ese rebaño del que se sentía presa, y en definitiva, de crecer personalmente.

Con una media sonrisa, leía aquella correspondencia, que ahora vagaba en un cajón del rincón más descuidado de la casa. Sacaba tarjetas con las mayores declaraciones de amor, ahora convertidas en pura caligrafía, en un conjunto de palabras ordenadas, que se habían alineado para dar forma a sus recuerdos. Sabía que, desde aquel entonces, el mundo había cambiado estrepitosamente. Lo que antes formaba parte de ese escenario moral, ahora ni siquiera podía recalcarse como una imagen nítida, porque todo en esta vida se va difuminando hasta convertirse en un borrón opaco, que no es más que la última pincelada del retrato anónimo del alma.

No sólo había cambiado el envoltorio, sino que aquella mujer, joven y atrevida, también había muerto en la fecha de esas cartas. Todo quedó en ese viejo sobre, en ese último mes de febrero, en el que fue consciente de que no sólo enterraba una historia de amor, sino a esa dama que no le pertenecía, que era un mero efecto de la ilusión, por intentar encajar en una representación con el cartel de "completo".

Aunque echar la vista atrás, siempre deja un sabor agridulce, no le costó hacerlo. Ahora todo aquello parecía una visión de una vida pasada, cinco minutos de historia en su camino, porque el tiempo no sólo se adueña del físico, sino que también tiene la virtud de dar o quitar protagonismo a algunas de esas viñetas, en las que alguna vez participamos.

Orgullosa, volvió a dejar aquellas reliquias, que le recordaban fragmentos de evolución, las pequeñas pistas que la fueron guiando hasta el presente, esa época en la que había encontrado el sitio que buscaba. Es paradójco cómo todo lo que nos sucede nos va indicando con flechas la dirección a la que queremos llegar. Muchas veces no sabemos seguirlas, y vamos topándonos con las paredes, hasta que el día más inesperado, comienzas a hilar una cosa con otra, y entonces descubres esa razón que ha llenado de sentido la inquietud del ayer.

Volvió a cerrar ese cajón, como si fuera un tesoro, porque de hecho, todo lo vivido lo es. Somos dueños de una gran fortuna, seremos ricos en experiencia y ladrones de versos impronunciables...

martes, 4 de marzo de 2014

El peso de ser un talento anónimo

Hoy he destinado parte del día a observar a mi alrededor. He querido pararme a comprobar, sin ningún tipo de prisa, todo el talento desperdiciado que tengo al alcance de mi mano, y la verdad es que el resultado ha sido sobrecogedor. Ya intuía algo, porque soy de esas personas que piensan que hay un genio dentro de cada uno de nosotros, pero no siempre sabemos potenciarlo o sacarle el brillo necesario.

Entre la lista de seleccionados me encontré de todo. Desde escritores a  creadores, diseñadoras, pintoras, estilistas, cantantes, actores, periodistas, modelos, y así una larga lista que sólo podría deprimirnos más de lo que ya estamos. Por supuesto, ni que decir tiene, que de toda esta gente, hay algunos que tienen trabajos con sueldos jocosos, y otros que ni siquiera han tenido una oportunidad y andan buscándola desesperadamente.

Comenzaré por un claro ejemplo: los periodistas. Elijo este gremio porque creo que es uno de los más salpicados por la crisis y un reflejo del intrusismo que nos domina. Si, porque sabemos qué significa "intrusismo" y seguro que más de uno se ha cruzado con algún "intruso" en algún momento puntual de su carrera. Resulta que aquellos que han cursado unos estudios universitarios, y cultivado una preparación, no tienen sitio en la pequeña pantalla de este país. Claro que no, porque siempre están los veteranos en paro, los hijos de los veteranos en paro, los amigos de los hijos de los veteranos en paro, y así sucesivamente, podíamos estar aquí hasta mañana. Da igual que seas un máquina, que destaques por tus cualidades profesionales o que seas una belleza de infarto, porque lo importante es que el enchufado cobre aquello que otros no pueden oler ni de lejos.

Hoy, he conocido la noticia de que otra joven, totalmente alejada del mundo periodístico, va a ser colaboradora en un programa de televisión, ocupando un puesto como tal en la pequeña pantalla. No es que tenga nada en contra de esta chica, ni de nadie, pero me pregunto cómo es posible que llenemos los programas de televisión de personas que no han pasado por la facultad correspondiente. Porque si yo quiero ser ingeniera y no he estudiado Ingeniería, no puedo. Ni tampoco puedo ser maestra, porque no he estudiado Magisterio, he estudiado Periodismo. Pero aquí sí, en esta profesión si. Mientras más intrusismo, mejor para las audiencias, para aumentar la cifra de parados, etcétera. Y además, mientras más intrusismo haya, más contentos parece que estamos todos. Es el cuento de nunca acabar. 

Lo que yo me pregunto es cómo es posible que estemos permitiendo esto. Cómo se puede entender que traguemos con esta barbaridad y  agachemos la cabeza, mientras asimilamos que la vida es muy injusta y no estamos en nuestro lugar. Luego, los espectadores se quejarán de que las informaciones que se dan no son veraces, porque eso es otro dato, siempre hay que aceptar las críticas, pero con los pocos periodistas que ejercemos, como nos gustaría, poco más podemos hacer por el mundo.

Pero bueno, como quiero ir más allá, ahora voy a hablaros del caso de una conocida, la cual es, además de polifacética, artista. Estudió bellas artes y lleva años trabajando en cualquier cosa, menos en lo que es su verdadera pasión. Si tengo que definir a alguien como artista, sin duda pienso en ella, porque es que lo mismo te pinta un cuadro, que ni el mismísimo Picasso, que te hace un tocado artesano para una boda o restaura un viejo objeto, de esos que purulan sin sentido por los rincones de cada casa, y lo convierte en un elemento decorativo de diseño, que no lo encuentras en ninguna tienda de moda. Y ahí está ella, resignada a no ser, de momento, una artista reconocida, viendo cómo crecen algunos "tocados por la varita mágica de la gracia divina", que no tienen ni la mitad del talento que ella. Duele pero qué se le va a hacer... 

Por otro lado, también puedo hablaros de los actores. Este tema es muy interesante, puesto que conozco muchos y muy buenos. Aquí el intrusismo, el hijo de, nieto de, primo de, amigo de, y millones de etcéteras más, también mandan. En este caso podemos hablar de una continua lucha por estar arriba, por destacar, por respirar entre tanto agraciado y otros vocablos terminados en "ado". Hay tantos actores buenos en España, completamente desconocidos, que pasean sus innatas cualidades por cafés, microteatros o representaciones en cumpleaños o comuniones, que ya uno se pregunta por qué eligió esa profesión y con qué objetivo. Eso por no hablar de grandes actores que lo han dado todo en la pequeña y gran pantalla, que un día han estado en la cúspide y otro en sus casas, esperando a que alguien recuerde quiénes son ellos y así mostrar todo ese talento contenido/interrumpido, que tienen para dar a su público.

Y dicho esto, voy a quedarme aquí, porque no quiero que este artículo se convierta en una razón más para desmoralizarnos, sólo quisiera que si llega a alguna mano pudiente, ésta se piense dos veces a quién le regala un trabajo, porque como he leído hoy, éste es un derecho y no un obsequio, y hay que sudarlo y ganárselo. Que antes de firmar un contrato, se tenga en cuenta el talento de esa persona que va a estampar su firma en el papel  y se busque lo mejor en cada una de ellas. Quizás si se tuvieran en cuenta otros parámetros,a la hora de formar los equipos de trabajo, las colas del paro no serían tan interminables, porque sencillamente, todo el mundo estaría en su sitio, y ocupando la silla que le pertenece.