jueves, 15 de mayo de 2014

NO ES QUE HAYA QUE SOÑAR...ES QUE ESTOY SOÑANDO, QUE NADIE ME DESPIERTE.



Vivir la vida sintiendo el presente, es el regalo que nos da cada amanecer. Venimos aquí para apreciar la felicidad, para buscarla o al menos para sentirla. No tenemos el poder de cambiar nuestro futuro, ni de tomar las decisiones adecuadas, pero si tenemos el poder y el derecho de degustar nuestros pasos, sin que nadie pueda enturbiarlos, sin que la opinión mediocre apruebe o rechace nuestras elecciones.

He comprobado que existen dos senderos, el sencillo y el difícil. Este segundo genera polémica, y el primero llama a la simpleza de la crítica, ese vulgar juez que condena todo aquello que nunca se atrevió a hacer o que no tuvo la suerte de conocer. El éxito o el fracaso propio no tiene definición, lo que importa es cómo te sientes tú, creer en tus deseos y jugar tanto en la victoria, como en la derrota, porque eso es la vida, amigos. Eso y acostarse cada noche lleno de satisfacción, sin más motivo aparente que no sea el de tu propia conciencia.

Nadie ha dicho que hayamos nacido para tocar el éxito, hemos venido a este mundo para aprender, para caernos, para levantarnos y para rodearnos de esas personas que nos hacen la vida más dulce, y sólo a esos seres debemos escuchar. Pero no todas las mentes comprenderán estas palabras. No es que haya que soñar, es que la vida es un sueño, y unos son más reales y otros más inalcanzables, pero siempre son nuestros, y como dice Ana Torroja: " ¿quién detiene palomas al vuelo?"...

Espero que tengáis un buen final de semana y empecéis la venidera con este texto grabado a fuego, y nunca olvidéis que no hay mayor éxito que haber intentado hacer de la ficción una realidad y de la realidad una ficción...y lo demás no importa.