lunes, 25 de marzo de 2013

Y no te olvidaremos

Era un Domingo de Ramos, de esos en los que reina un sentimiento de pena, de vacío, porque la esperanza de miles de cofrades, se había visto destrozada, por la temida llegada de la lluvia. Los sevillanos se habían echado a la calle, para asegurarse ese minuto de gloria, que se siente cuando una cofradía de tu tierra, te pone los pelos de punta, y te hace sentir más orgulloso que nunca, de ser andaluz y poseer esa enorme cultura, que aquí potenciamos al máximo.

Era imposible acercarse al paso. Todo el mundo quería estar en primera fila, y los empujones y carreras, estaban a la orden del día, como cada año. Pero el ambiente era distinto. Se palpaba una tristeza especial, que se extendía por la mirada de todos los que estaban a mi alrededor. Por un momento me detuve a observar a las personas que me rodeaban. Ahí estaba yo; completamente rodeada de amigos y seres queridos. A un lado, un grupo de jóvenes, que reían y esbozaban esa dulce sonrisa, que es dueña de una inocente vida, que les queda por delante. A mi otro lado, una familia. Padres, abuelos, niños; todos felices, haciendo bromas entre ellos y jugando con los pequeños. De repente, comenzó a llover y ese fue el preciso momento en el que le vi. Ahí estaba él, solo, con su peculiar sombrero marrón, su gabardina y su mejor arma; su simpatía. Haciendo uso de ésta, pretendía sentirse parte de algo. De algún grupo de amigos o quizás, de alguna familia. 

Miraba atentamente a un bebé que tenía detrás, al cual dedicaba gestos llenos de ternura, esa,  con la que sólo te mira un abuelo. Pero estaba solo. Así que no lo dudó. Comenzó a hacer bromas a todos los que allí estábamos, con la intención de que alguien le escuchara. En ese momento, tuve la oportunidad, de, junto con una gran amiga, acercarme a él, y asistir a una clase de toda la sabiduría y experiencia que reflejaba su apagada mirada.

Tras hablar sobre algún que otro tema superficial, llegó su gran verdad. Es muy duro saber que un ser que se ve solo, intenta acaparar la atención de otra persona, con la única intención de desahogarse y sacar al exterior ese dolor, que golpea en el alma, como si fueran piedras.

Tras muchos años de felicidad, era la primera vez que hacía ese camino, sin compañía. Según me contó, solía vivir la semana santa con su esposa, a la que acababa de perder, hace unos meses. Una dura enfermedad, le había separado de ella, después de cincuenta años juntos. "Ella lo era todo para mi; era mi amiga, mi compañera, mis pies y mis manos. Siempre lo hacíamos todo juntos y yo la hice sonreír, hasta poco antes de su muerte. Viví para eso. Aún muerta, y yo la sigo amando con todas mis fuerzas". Esas palabras me parecieron tan bellas como tristes. Nunca había escuchado algo tan emotivo. Desprendía esa soledad en cada uno de sus movimientos, cuando nos contaba su día a día, cuando nos enseñaba antiguas fotos de su mujer y de sus nietos, cuando nos hablaba de lo orgulloso que estaba de sus hijos...

La añoraba continuamente. No era capaz de cambiar de tema. La recordaba en cada paso que daba. Su despertar, al hacer la comida, a la hora del café, cuando visitaba a sus hijos; pero con su imagen viva. Esa imagen que,  llevaba colgada a su cuello y que ahora era lo más cerca que podía estar de ella.

Por un momento, comprendí la importancia y grandeza que esconde el amor. El sentido que da a nuestras vidas cuando llega y el vacío que deja en el corazón, cuando se marcha. Mi mente logró entender que hay personas que se fusionan en una sola y viven para impregnarse de esa felicidad mutua. Parece que, actualmente, es complicado encontrar ese sentimiento fusionado, pero todavía existe.

Supuso tal emoción para mi, y tal placer, poder escucharle e interpretar su fortaleza que, cuando llegó la virgen, todo quedó atrás. Me sentía plena, porque había intentado animar a alguien que pedía a gritos un poco de consuelo; pero por otro lado, me sentía impotente, porque sabía que esa charla, no cambiaría su sentir.

Cuando el paso se marchó, se acercó a mi amiga y a mi y nos dijo: "ha sido un placer charlar con vosotras y os pido un favor; no olvidarme. Es posible que yo si lo haga, porque ya me está fallando la cabeza, pero vosotras no me olvidéis". Y no lo haremos. Tanto es así, que se que siempre le recordaré como aquel señor solitario, que me dio una lección de vida, en un momento inesperado, y al cual vi perdido, intentando encontrar ese nuevo sendero, que la huella de la muerte, le había preparado. Cada vez que le recuerde, se formará ese pellizco en mi interior, que me llena de lágrimas, que no me pertenecen.

Debe ser muy difícil aprender a andar con pasos firmes, cuando el sentido de tu vida, cambia de la noche a la mañana. Y es tan duro pensar que algún día llegará ese momento para todos y cada uno de nosotros y quizás seamos,entonces, quienes busquemos un poco de cariño ajeno, en  la primera mirada que se nos cruce.

Y es que la vejez, puede ser la cara más dulce y amarga,  de ese comienzo que hoy, empezamos juntos.

jueves, 21 de marzo de 2013

El azar que construímos

Hay veces en la vida, en las que debemos saltar al vacío, liarnos la manta a la cabeza o simplemente, actuar sin pensarlo dos veces. A pesar de que parezca que vivimos envueltos en una rutina, ésta se puede romper fácilmente.Podemos vagar por la nada, esquivar la elección durante un tiempo, pero al final, sólo queda un camino  libre, el de elegir. Y acaba consumiéndote poco a poco, queramos o no.

Nunca me gustó tomar decisiones. Eso no es lo mío. La indecisión es ese gran monstruo que me ha acompañado siempre. Nunca he sabido controlarla. ¿Café o té?, ¿rioja o lambrusco?, ¿pasta o pizza?; ya en esos pequeños y absurdos detalles yo me pierdo.  Lo primero que se me viene a la cabeza es pedirme ambas cosas, pero luego, me doy cuenta de que sólo puedo tomar una. Pues bien, esta eterna duda yo la aplico a todos los campos de la vida. Abarcar mucho para no tener que hacerlo, no es la cuestión.

¡¡Es tan difícil elegir!!, ¿por qué hay que hacerlo?, siempre me he preguntado esto a mi misma. Es desagradable. Para mi, una eterna lucha. Un combate de boxeo, en el que no se jugar , pero, a veces, me sorprende el resultado. Muchas veces he ganado y otras tantas perdido, pero ¿ y qué?

Hace ya bastante tiempo que me di cuenta de que esta vida es pura elección. No paramos de elegir. Todo lo que nos rodea( o casi todo), es la suma de lo que, previamente, hemos hecho. A veces no nos damos cuenta y otras nos damos más de lo que quisiéramos. Pero no hay otra forma de continuar. Desde pequeñitos aprendemos a elegir. ¿Quién no ha deshojado una margarita para no sentirse responsable de una decisión?, o ¿ quién no ha echado a suertes el resultado, con una moneda?; y parecía que así acertábamos, pero las consecuencias eran fruto del azar, nunca nuestras.




Hay quienes creen en el destino; que todo está escrito, que todo pasa por alguna razón, o porque tiene que pasar. Esto no es sólo una creencia, puesto que hay personas que lo toman como un consuelo. Cuando sucede algo negativo, solemos refugiarnos en algunas de estas ideas y pensamos " bueno, seguro que ha pasado por alguna razón. Igual es mejor para mí".  Yo siempre he pertenecido a este primer grupo. No creo en las casualidades, cuando éstas se dan en repetidas ocasiones. Pero también hay quien piensa que la toma de decisiones de cada uno, es lo que construye  nuestro mundo.

Yo tengo un aliado para estas ocasiones. Cuando se me presentan varios caminos, suelo escoger aquel que me da buenas vibraciones. Ese que me transmite algo por alguna razón. No se si es el más adecuado, pero al menos es el que más me convence. Es lo que conocemos como pálpito o impulso. Esa es la mejor manera para los indecisos de jugar con las cartas que tenemos. Así nunca nos equivocaremos. No tendremos esa sensación de " sabía que me convenía más aquello, pero me equivoqué".

No hay que tener miedo a la equivocación o a vivir una aventura que, no es la tuya. Lo importante es que cuando se haga, siempre reine en nuestro interior un sentimiento de plenitud. Equivocarse puede llegar a ser el más suculento acierto de nuestra vida. Nadie ha visto nunca la forma que recubre al error, ni la apariencia del mismo. ¿Quién es el juez que los imputa?; yo creo que son sólo baldosas que hay que pisar y que le dan sentido a todo.

Puede que hoy sea uno de esos momentos en los que es inevitable comenzar a elegir vías y dejar tu asiento vacío, en algún tren. No se si debería, ni si es lo correcto, pero lo que si sé es que voy a seguir escuchando a mi instinto, y dejaré que sea él quien  me guíe  y me marque el sendero, ese salto,ese riesgo, que a todos nos produce un gran vértigo. Y si alguna vez me arrepiento de haberme arriesgado, será porque ya no poseeré todas mis facultades mentales en perfectas condiciones.


miércoles, 13 de marzo de 2013

Otra forma de aprender

Me llama mucho la atención lo mal considerada que está la enseñanza en nuestro país. Estoy acostumbrada a conocer de primera mano todos los recortes y perrerías a los que está siendo sometida, puesto que tengo en casa a la mejor de las profesoras; mi madre. Ella es todo un ejemplo como trabajadora y apasionada del verbo "enseñar". Y de ella he aprendido que un profesor no sólo aporta las lecciones obligatorias que tiene que impartir, sino una cadena de valores y principios, que, no se olvidan nunca. 

Gran culpa de que nos estemos cargando la enseñanza, la tienen, además de los pésimos políticos; algunos padres. Hay padres que no valoran la labor del profesor, porque piensan que éstos tienen la obligación de enseñar y dar la educación a sus hijos, que ellos no le dan en casa. Y cuando se da esa circunstancia, ni se preocupan en conocer qué está aprendiendo su hijo, más allá de los libros.

Yo también he sido alumna, y he tenido educadores con los que he aprendido la materia obligatoria, y otros con los que me he enriquecido como persona. Pues bien, esta entrada va para ellos. Con esto sólo quiero recalcar la importancia que tiene un profesor en la vida de un alumno. En casos extremos, supongo que la figura de un educador puede ir ligada a la de un padre o una madre. Y es por todo esto, por lo que no entiendo por qué se está atacando continuamente a este gremio.

Cuando estaba en primaria, tuve un tutor llamado " Don Pascual" que me enseñó a ser positiva. Para él, no existía nada mal hecho, sino mejorable. Aprender con él era un placer, porque siempre ofrecía una suculenta recompensa, en forma de felicitación.

Siendo ya un poco más mayor, conocí a Javi. Él fue mi tutor en secundaria. Recuerdo que era un chico joven, alegre, que sabía hacer uso de su gran empatía para luchar contra los más rebeldes; y lo hacía tan bien, que se los metía en el bolsillo. Le encantaba charlar con los alumnos, sobre nuestras historias adolescentes. Lo pasé en grande con él, y yo no veía el momento de que llegara el lunes.

Más tarde llegó otro Javi, y con él, además de dar unas curiosas clases particulares de griego y latín, aprendí que hay personas que lo dan todo a cambio de nada y aunque no los veas a menudo, siempre vuelven, cuando las necesitas.

Salvador Compán, además de ser un pedazo de escritor, fue mi profesor de lengua, en plena época adolescente. De él sólo puedo decir, que incrementó mi pasión por la lectura,  la literatura, y me dio las pautas necesarias para aprender a escribir, y decidir qué quería ser de mayor. Sin él saberlo, fue una pieza básica en mi decisión.

Pero en el instituto, también tuve otro profesor que me daba lengua. Se llamaba Antonio, y con él compartí la pasión de la lectura; hasta tal punto, que el mejor recuerdo que conservo de él, es una bolsa llena de libros , de los que siempre me había hablado y que me regaló.

Ramona fue mi profesora de latín, y a pesar de que sabía hacerse respetar y ponerse seria, demostró ser alguien que quería a sus alumnos, por encima de todo. No sé cómo lo hacía, pero sabía calmar a los más difíciles y hasta llevarlos a su terreno. Al verla trabajar, me dí cuenta que aquellos que van de duros, en realidad piden a gritos un poco de apoyo; que ella siempre ofrecía.

Por último, tuve la suerte de topar con Antonio. Él me enseñó a redactar, a hacer un reportaje, una crónica, a usar las 5 w del periodista,  a hacer una tesis y a creer que existen periodistas que no ejercen el periodismo, sino que son parte de él  y lo convierten en una forma de vida.

Estos son los recuerdos que se me vienen a la cabeza cuando pienso en aquellos profesores que me han marcado, por una u otra razón. Y creo que a ningún niño se le debería privar de este derecho. Porque tener un buen profesorado y un justo crecimiento personal, es uno de los cimientos que no podemos perder. Y nunca habrá dinero que pueda pagar todo lo que nos han enseñado.

lunes, 11 de marzo de 2013

Despacio que tengo prisa

Vivimos tan deprisa y con tantas ganas, que, a veces, no somos conscientes de lo que estamos viviendo. He tenido esa sensación demasiadas veces. Se me escapa de las manos el tiempo; el reloj de arena pierde sus pequeños granos y entonces entramos en esa batalla, insufrible, de lucha contra lo perdido.

Hay una canción que siempre me ha gustado mucho, " A mi manera". Su letra me parece la más correcta definición que podemos encontrar para aplicar a nuestra historia,  cada una tan distinta, pero tan sentida por todos nosotros.

Supongo que el único culpable de que no saboreemos cada instante, se llama "tiempo"; o quizás "madurez". No lo se, pero no me gusta. Somos los protagonistas de nuestra película particular, y es doloroso saber que  ya no hay vuelta atrás. El comienzo es pasado, y ahora estamos en pleno nudo.

Todos hemos sentido alguna vez esa sensación que te invade, cuando pareces creer que la realidad se ha vuelto ficción. Probablemente, muchos me entendéis, cuando digo que, hay momentos en los que perdemos la conciencia y transformamos, un momento maravilloso, en algo cotidiano. Pero el paso implacable de los segundos, minutos, y horas, nos hará sonreír, cuando caigamos en la cuenta, de que ese instante, se ha esfumado.

Yo siempre he corrido mucho. Ese es mi defecto o una de mis virtudes. Me gusta anticiparme a los acontecimientos, buscar las posibles soluciones para ellos, pensar en qué haré después...
Antes pensaba que era mi forma de ser, que yo era así. Pero ahora me doy cuenta de que estaba equivocada. Se trata de mucho más; toda esa inquietud es mi elección de vida. La que me ha llevado a ser lo que soy y la que se adueñará de mis aciertos y fallos en el futuro.

No tengo ni el más mínimo interés en modificar mi esencia, pero reconozco, que es maravilloso el placer de saborear el presente, sin más. Cuando era pequeña, solía escuchar a mi abuela, ( que era la cuna del refranero español) decir un sinfín de refranes, que entonces, no comprendía. Y el de " despacio que tengo prisa", siempre me daba que pensar. Creí que al ser mayor, lo comprendería y no sería más que una simple frase, pero, otra vez, me equivocaba.

Es un mensaje muy interesante, que todos deberíamos aplicarnos, para que, el día a día sea ese sueño que siempre hemos querido construir, y en el que, sin darnos cuenta, ya estamos inmersos. Y a pesar de que no esté terminado, es curioso pensar, que el hoy es el ayer que tanto soñábamos. Pero los sueños, nunca son una realidad; tan sólo es una parte de lo que recordamos y hay que pensar muy bien, el diseño que elegimos.

martes, 5 de marzo de 2013

Comer en casa, una apuesta segura



Cuando aún seguíamos atónitos, tras conocer  la sorprendente noticia de que Facua denunciaba a Nestlé por incluir "publicidad engañosa" en el etiquetado de algunos de sus productos, ahora nos enteramos de que Ikea es la nueva protagonista de otro bombazo informativo.

Y es que según están comentando, diversos diarios digitales, parece que es ahora China, la responsable de destruir dos toneladas de tartas de chocolate y almendra, que habían sido importadas desde Suecia a Shangai. Al leer esto, uno se imagina cualquier cosa. Pero lo que seguro que no se pasa por la cabeza del lector, es que esta retirada se haya producido porque las autoridades chinas hayan detectado bacterias fecales en estas tartas. 

Sí; la famosa porción que todos hemos probado alguna vez, cuando dar vueltas por Ikea, ha despertado el gusanillo de la merienda, ha sido analizada ( un lote en concreto) por las autoridades chinas, y  ha dado este apetitoso resultado. Según ha informado el propio portavoz de Ikea, los productos se detuvieron a tiempo, antes de que llegaran a ofrecerse al público, en las cafeterías del inmueble. Pero la tranquilidad no parece rotunda, ya que la firma ha anunciado la retirada de venta de este producto, en al menos 23 países. A pesar de esta paralización, la empresa ha querido puntualizar que España no se ha visto afectada por la llegada de este lote, ni por su venta al público.

La polémica con la carne de caballo usada en algunos productos de la marca "Buitoni", según denuncia,  Facua- Consumidores en Acción, parece que ha sido sólo el comienzo de las numerosas irregularidades que se están destapando en aspectos culinarios. Además, la firma sueca ya se vio afectada, anteriormente, por haber encontrado restos de caballo en sus famosas albóndigas; las cuales también han sido retiradas en numerosos países. Lo que parece claro es que el establecimiento no pasa por su mejor momento, aunque, por suerte para ellos, la venta de sus productos estrella, ( muebles y electrodomésticos) no se ha visto afectada.

 No sabemos si en los próximos días tendremos más noticias relacionadas con el consumo de productos comestibles , pero la alternativa más segura, según las informaciones que se están dando a conocer en los últimos días, parece comer en casa. Aunque ni siquiera eso; porque si compramos envasados de toda la vida, cuyo etiquetado nos da una falsa tranquilidad, estamos en las mismas.

Ante esta tesitura y con la crisis acechando, seguro que hay más de uno que encuentra el mejor menú, en las recetas y platos de toda la vida.

La huida humana

A lo largo de nuestras vidas tratamos con todo tipo de gente. Desde que nacemos, estamos en contacto con millones de caras que, irán definiéndonos como persona. Cada uno tenemos nuestra esencia,  que va adquiriendo forma, según las circunstancias que nos rodean y la suma de todas ellas, es lo que al final nos convierte en lo que somos.

Hoy estaba pensando, en muchas de esas personas que viven con nosotros durante un tiempo, que nos enseñan una lección y luego se marchan.  Esto es algo que se va descubriendo con los años, puesto que, cuando somos pequeños, no alcanzamos a comprender algunas cosas y sufrimos con más intensidad que cuando crecemos. Vivimos en una eterna paradoja sin comprender el por qué de todo lo que nos sucede. Nos pasamos la vida echando de menos a "desaparecid@s", para los que, probablemente, sólo somos un trampolín; un elemento necesario para encajar en cualquier momento de su vida; que, una vez usado, ya no sirve.

El ser humano parece que tiene la capacidad de olvidar, muy desarrollada. Cuando la ayuda humana conviene, en algún momento puntual de nuestras vidas, la recogemos con mucho ahínco. Pero cuando ya todo está bien, borramos de la mente esa mano tendida y proseguimos como si nada hubiera pasado, como si todo formara parte de un mal sueño.

Me parece tan triste que existan personas así.... hoy quiero hacer esta entrada en mi blog, no desde el rencor, sino desde la reflexión. Quizás todo aquel que haya actuado así, alguna vez, debería pensar, qué se dejó en el camino. Uno siempre sabe cuándo ha actuado mal, pero a veces, es más sencillo no da darle demasiadas vueltas al tema, para seguir creyendo que somos maravillosos o que poseemos la razón.

A veces es bueno hacer un examen de conciencia, para darnos cuenta de lo que éramos y lo que somos; porque como decía Karina; " echar la vista atrás es bueno a veces"...