martes, 5 de marzo de 2013

La huida humana

A lo largo de nuestras vidas tratamos con todo tipo de gente. Desde que nacemos, estamos en contacto con millones de caras que, irán definiéndonos como persona. Cada uno tenemos nuestra esencia,  que va adquiriendo forma, según las circunstancias que nos rodean y la suma de todas ellas, es lo que al final nos convierte en lo que somos.

Hoy estaba pensando, en muchas de esas personas que viven con nosotros durante un tiempo, que nos enseñan una lección y luego se marchan.  Esto es algo que se va descubriendo con los años, puesto que, cuando somos pequeños, no alcanzamos a comprender algunas cosas y sufrimos con más intensidad que cuando crecemos. Vivimos en una eterna paradoja sin comprender el por qué de todo lo que nos sucede. Nos pasamos la vida echando de menos a "desaparecid@s", para los que, probablemente, sólo somos un trampolín; un elemento necesario para encajar en cualquier momento de su vida; que, una vez usado, ya no sirve.

El ser humano parece que tiene la capacidad de olvidar, muy desarrollada. Cuando la ayuda humana conviene, en algún momento puntual de nuestras vidas, la recogemos con mucho ahínco. Pero cuando ya todo está bien, borramos de la mente esa mano tendida y proseguimos como si nada hubiera pasado, como si todo formara parte de un mal sueño.

Me parece tan triste que existan personas así.... hoy quiero hacer esta entrada en mi blog, no desde el rencor, sino desde la reflexión. Quizás todo aquel que haya actuado así, alguna vez, debería pensar, qué se dejó en el camino. Uno siempre sabe cuándo ha actuado mal, pero a veces, es más sencillo no da darle demasiadas vueltas al tema, para seguir creyendo que somos maravillosos o que poseemos la razón.

A veces es bueno hacer un examen de conciencia, para darnos cuenta de lo que éramos y lo que somos; porque como decía Karina; " echar la vista atrás es bueno a veces"...

2 comentarios:

  1. A mi me parece algo extraordinario, precioso y lleno de hermosura, el hecho de que alguien llegue a la vida de alguien y haga tal mella en esa persona, sin previo aviso, sin esperar nada, sin conocer apenas un par de líneas del guión que debe su día a día. Que al cabo de los años, cuando pasa el tiempo, sin venir a cuento, estás tranquilamente viviendo tu vida y de pronto esa persona se te viene a la cabeza, piensas un rato y con asombro te das cuenta de que estás donde estás y vives lo que vives, gracias aquella persona que llegó sin saludar y se fue sin despedirse, al frenético vagón de tren en el que tu estabas tranquilamente, mirando por la ventanilla como todo, fuera de ese tren, se acercaba a mucha velocidad y se volvía a alejar con más velocidad aún.

    Eso es la vida, un camino que dura lo que dura, en el que a veces caminas a solas y a veces en compañía. Pero casi nada es para siempre.

    PD: Muy buena reflexión, periodista.

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  2. Pues si, eso es lo maravilloso y a veces, lo cruel de la vida. Que nada o casi nada es para siempre, y hay personas a las que siempre recordaremos de un modo muy lejano. La paradoja es que el ser humano sea capaz de pasar de un extremo al otro, sin extrañarse lo más mínimo de los cambios que lleva a cabo, y que los acepte como algo "normal". Supongo que nadie tiene un manual de cómo vivir, pero cada uno vamos enfrentándonos al toro como podemos. Aún así, es triste saber que hay personas a las que quieres, que quizás un día se marcharán, sin decir adiós; o recordar a los que ya lo hicieron. Es natural que los caminos se dividan, que en los mismos nos perdamos, pero hay veces que no entendemos el por qué del eterno silencio.

    Buena respuesta la tuya.

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