martes, 17 de diciembre de 2013

Una nueva luz que se enciende...

Hoy, día 16 de diciembre, ha venido al mundo un nuevo bebé; un muñeco, con una mamá que aprecio mucho. Muchísimas felicidades. Es una alegría cada vez que empieza una nueva vida y con ella, una nueva esperanza y muchas ilusiones. Ahora que estamos en navidad, sus padres pensarán que éste es su mejor regalo, y sin duda, tendrán razón.

Yo, en cambio, estaba pensando que me encantaría poder hacerle un regalo especial al recién nacido. Querría decirle que viene a un mundo maravilloso, en el que, al principio, podrá caminar acompañado, y en el que todo le resultará fácil, agradable y divertido.

Después, tendrá que soltar esa base que lo va a sostener durante años, para probar suerte por si mismo, y así llegará a conocer el éxtasis que esconde la vida, con sus momentos buenos y malos. Si pudiera entenderme, ahora que es tan pequeño, y carece de preocupaciones, le diría que sea siempre él mismo. Que escuche a su instinto, que no se deje llevar por el qué dirán, que sea agradecido y valore aquello que tiene, y por supuesto, que no de cabida en su mundo a los obstáculos o barreras que frenan nuestras metas.

También le diría que observe a su alrededor, que aprenda de aquello bueno y desprecie lo malo, que viva en un sueño contínuo, del que nunca despierte, y si lo hace, que sea para cumplirlo, y en definitiva, para ser más feliz.

Esperemos que cuando Javier tenga uso de razón, se encuentre con un país mejor, en el que pueda encontrar ese futuro que muchos españoles siguen buscando, con una justicia que muchos no hemos conocido hasta la fecha, y con esa humanidad que solemos derrochar cuando llega navidad. Ojalá que la burbuja en la que estamos inmersos, haya explotado, que la corrupción haya pasado a la historia y la igualdad se haya convertido, por fin, en un valor que logre mover el mundo. Bienvenido a la tierra, querido príncipe...

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