miércoles, 7 de agosto de 2013

Aunque sólo sea esta noche


No podemos nadar en un remolino. Quizás nos ahoguemos o dejemos nuestra alma nadando al son de las olas. Cuando el océano es gris, no podemos ser alumbrados por el sol, pero hay un halo que puede encender este escenario, tu luz. No quiero que me alumbres cada noche, ni que enciendas en mi una empírica satisfacción. Sólo quiero que me mires, simplemente con eso bastará. No es necesario escucharte, sólo déjame entenderte. No hay lenguaje más sincero que aquel que carece de palabras. No hay sílaba mal dicha, sino no pronunciada. No me preocupa aquello que me dices, sino aquello que callas y que descifro como el más peligroso jeroglífico. No es difícil llegar a tu universo, no lo será mientras estés despierto. Ahí podré refugiarme cuando la soledad llegue, cuando los espíritus del ayer me den un golpe en seco, y en definitiva, cuando mis pies pisen de nuevo el suelo.

Esta noche no te duermas, pues alguien tendrá que iluminar esta fantasía; si quieres descansar, hazlo sobre mis ganas de navegar entre tus pupilas, de hacerme eterna junto a tu parpadeo, de parar los relojes mientras sólo existe un triste final, el despertar de este sueño...

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