martes, 4 de junio de 2013

Acciones del día a día...

¿Por qué será que el ser humano es como es?, ¿por qué no nos ayudamos cuando tenemos que hacerlo?; ¿ por qué es más fácil pisar el cuello y buscar la asfixia del otro, antes que tenderle una mano?...

La verdad es que no tengo respuestas para ello. Sólo analizo. No soy ningún juez, no tengo ningún poder determinado pero observo y veo alrededor, acciones desorbitadas. Puede que hubiera algún día, en el que existió una coherencia, en el que el odio y la envidia no se hubieran personificado. Lo cierto es que ese día ya ha dejado de existir. Ahora son otros tiempos. Es tiempo de egoísmo, de ambición y parafernalia.

Hay tres reacciones/acciones que me parecen terroríficas y que tenemos que soportar a menudo. Son algunas de las respuestas del ser humano, ante determinados hechos. Una es la crítica. Y por supuesto, no me refiero, precisamente, a la constructiva. Otra es la envidia; "no me alegro de lo bueno que pase a mi alrededor porque lo mío tiene que ser, infinitamente mejor que lo del prójimo". Y la tercera cosa que me aterra es la competitividad. No sé si son estos los valores que priman en la actualidad, pero si son los más visibles. A menudo recibimos vídeos por el móvil, que nos conmueven el corazón, cuando alguien ayuda a otra persona, cuando un discapacitado alcanza alguna meta o cuando, en definitiva, se realiza una buena acción.

No sé por qué nos producen tanta ternura imágenes como éstas descritas, porque es lo que debemos estipular como normal. Sin embargo no es así. He visto, con mis propios ojos, como personas que, han tenido que pasar por la peor y más dolorosa de las experiencias, que puede vivir un ser humano, han levantado cabeza. Si, de repente, un día, después de derramar millones de lágrimas y de sentir un helado vacío, que sólo el tiempo puede curar, esas personas deciden que ha llegado la hora de seguir viviendo.

Visto así parece algo lógico, pero para muchas alimañas, no lo es. ¿ Será que hay quien disfruta de la infelicidad ajena?, o ¿ es una muestra más de que el egoísmo es el VALOR por excelencia de este siglo?...

Nos enseñaron que el vaso está medio lleno o medio vacío, pero yo soy de las que piensan, que está en el centro de ambas conjeturas.  Creo que uno conlleva al otro y en la vida, esto también ocurre. Creo que al caer, es necesario levantarse y además, es algo obligatorio que debemos hacer. Cada uno se levanta como cree conveniente y esto no debería ser un motivo de críticas, pero a menudo, lo es, porque  el ser humano suele juzgar todo aquello que no conoce.

La envidia es otro de esos pilares que parece imposible derribar. Tiene multitud de formas, pero casi siempre viene provocada por su antecesor, la ambición. Hemos llegado a un punto, frío y tenebroso, en el que nos cuesta diferencias una sonrisa verdadera, entre un sinfín de caras, cuando recibimos una buena noticia.  Sólo la encontraremos en algunas personas, pero no podemos esperar que todas nos regalen algo tan puro como es la verdadera alegría.

Y ya la peor de todas éstas, la competitividad. Esto ya es lo último. En este caso, este " valor" impera en el día a día. Nos hemos equivocado al percibirlo. Está bien que nos hayan enseñado a luchar por conseguir lo mejor en todo. Siempre tenemos que aspirar a labrarnos lo que creamos que es mejor para cada uno, y a trabajar por nuestros frutos. Pero esta definición ha ido sufriendo una metamorfosis, hasta el punto que hemos cambiado por completo su significado. Ahora habría que interpretarlo de otra forma, ya que son muchos los que lo practican, partiendo de otro punto de vista.  " Para conseguir lo mejor para mí, he de luchar contra el mundo y si es necesario pisotear a aquel que se encuentre en el mismo camino que yo, lo pisoteo".

Puede que parezca exagerado. Me he parado a reflexionar sobre estos detalles, porque me encanta observar a mi alrededor, y es algo que practico diariamente. A lo largo del tiempo,  he vislumbrado situaciones en las que había dos vertientes a elegir, y me he parado a pensar las facilidades que ofrece una y las dificultades de la otra. Evidentemente, esto no es siempre así. Tenemos la suerte de poder decir que todavía quedan resquicios de lo que sería un mundo mejor, en el aire. Podemos hacer un uso correcto de estos resquicios o incorrecto, pero eso es una elección que cada uno debemos tomar, libremente. Aún así, permitidme que os diga, que lo más difícil, siempre suele ir de la mano de lo más correcto...

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